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Cuando la culpa la tiene el otro, evidentemente viene a mostrarme lo que no pude ver de mi. El otro simplemente me trae un mensaje, una imagen de espejo, para que la vea. Si la rechazo, rechazo una parte de mi mismo que no quiero ver. Enojarme con el otro, solo me trae enojo y bronca conmigo mismo.
En astrología el ascendente no puede existir sin el descendente, la casa 1 (yo soy), se complementa con la casa 7 (el otro es) y entre ambos se hace uno.
La casa 7 actúa como el espejo de lo que no puedo ver de mi mismo, es imposible manifestar e integrar todos los aspectos de uno en una sola personalidad, por eso el Universo nos rodea de los otros personajes que nos traen también esa energía.
Si el otro me agrede, quizás hay una parte mía que necesita descargar violencia y viene para activarla. Aries ataca, Libra pacifica. Pero los roles se alternan, así hay equilibrio, si te polarizas en una punta, la punta opuesta vendrá por destino. Yin y Yang, ambos existen para que haya equilibrio.
La luna en libra en su aspecto mas tenso con Pluton y Urano, pide mantener la calma en tiempos de guerra.
Hoy abracemos todos esos personajes, porque son nuestros.
Buen jueves de prosperidad jupiteriana.
Namasté,
JuanMa
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