"The decision to relax rather than to grip even in the face of impatience or fear is a conscious and brave choice" B.K.S. Iyengar

martes, 28 de diciembre de 2010

Un año nuevo...


Dicen que cuando se acerca fin de año los ángeles curiosos se sientan al borde de las nubes a escuchar los pedidos que llegan desde la tierra.

- ¿Qué hay de nuevo? -pregunta un ángel pelirrojo, recién llegado.Lo de siempre: amor, paz, salud, felicidad...- contesta el ángel más viejo.

Y bueno, todas esas son cosas muy importantes.

Lo que pasa es que hace siglos que estoy escuchando los mismos pedidos y aunque el tiempo pasa los hombres no parecen comprender que esas cosas nunca van a llegar desde el cielo, como un regalo.

¿Y qué podríamos hacer para ayudarlos? - Dice el más joven y entusiasta de los ángeles.¿Te animarías a bajar con un mensaje y susurrarlo al oído de los que quieran escucharlo? - pregunta el anciano.

Tras una larga conversación se pusieron de acuerdo y el ángel pelirrojo se deslizó a la tierra convertido en susurro y trabajó duramente mañana, tarde y noche, hasta los últimos minutos del último día del año.

Ya casi se escuchaban las doce campanadas y el ángel viejo esperaba ansioso la llegada de una plegaria renovada. Entonces, luminosa y clara, pudo oír la palabra de un hombre que decía: "Un nuevo año comienza. Entonces, en este mismo instante, empecemos a recrear un mundo distinto, un mundo mejor: sin violencia, sin armas, sin fronteras, con amor, con dignidad; con menos policías y más maestros, con menos cárceles y más escuelas, con menos ricos y menos pobres.
Unamos nuestras manos y formemos una cadena humana de niños, jóvenes y viejos, hasta sentir que un calor va pasando de un cuerpo a otro, el calor del amor, el calor que tanta falta nos hace.
Si queremos, podemos conseguirlo, y si no lo hacemos estamos perdidos, porque nadie más que nosotros podrá construir nuestra propia felicidad".


Desde el borde de una nube, allá en el cielo, dos ángeles cómplices sonreían satisfechos.


Del libro: "Cuentos para Niños de 8 a 108 II" - Pancho Aquino.

martes, 21 de diciembre de 2010

Feliz Navidad


Si tienes enemigos, reconcíliate con ellos, Navidad es Paz.
Si en tu corazón tienes soberbia, sepúltala, Navidad es Humildad.
Si tienes deudas, págalas antes de gastar todo, Navidad es Justicia.
Si tienes pecados, arrepiéntete y conviértete, Navidad es nacer al Espíritu.
Si tienes pobres a tu lado, ayúdalos, Navidad es un Don.
Si en tu mente tienes sombras y dudas, ilumína tus pensamientos, Navidad es Luz.
Si tienes errores, piensa y reflexiona, Navidad es Verdad.
Si tienes tristezas y preocupaciones, alégrate, Navidad es Gozo.
Y si sientes odio y resentimiento, arrepiéntete, perdona a todos, y perdónate a ti mismo, porque entonces Dios ya te ha perdonado, Navidad es Amor.
(Anónimo)

Om Shanti!

Felicidades.

Juan Manuel

domingo, 19 de diciembre de 2010

Mis Alumnos 2010

¡Un simple regalo para agradecer todo lo que hemos compartido este año!

(hacer click sobre la imagen para ver el video)

Namasté,

Juan Manuel

martes, 30 de noviembre de 2010

El Desapego

El desapego nos da la libertad de disfrutar de las relaciones o de las cosas que poseemos en la vida. Desapegarse a las cosas o relaciones no se trata de ser frío o desinteresado o señal de desamor, más bien es no tener miedo a perder sea lo que sea a lo que estamos apegados.En estos últimos años de mi vida he tenido que hacer uso del desapego, aunque me considero una persona bastante desapegada a las cosas, en momentos se me ha hecho difícil aceptar lo que sucede, principalmente en el campo afectivo. Hoy he aprendido a vivir más autónomamente y disfrutando cada día el presente.
Amar libremente a tu pareja promueve la entrega de afecto sin opresión. El desapego es sostener nuestra libertad, permitiendo, también, ser libres a quienes amamos. El desapego no es abandono, por el contrario, es un acto de amor incondicional. Quien ama verdaderamente, deja libre al otro.
Hay un dicho que dice: “Si amas algo déjalo libre, si vuelve a ti, es porque siempre fue tuyo y si no es porque nunca lo fue”.
El desapego a las cosas materiales nos permite disfrutarlas y atraerlas más a nuestras vidas. El desapego no significa abandonar todo, no trabajar más o no desear nada material, no, desapego significa no DEPENDER de nada de lo que poseemos o de ninguna persona con la cual tengamos un vínculo afectivo.
Es lograr la autonomía, de ser felices aun sino poseemos o encontramos alguna cosa o una persona en específico. Muchas veces nos centramos y vemos las cosas solo con la mirada calculadora y nos fijamos en las posesiones materiales o personales que tenemos, esto es apego a las cosas materiales. Vivir de esta forma es vivir esclavizado, es vivir con temor.
Aprender en la vida el desapego nos permitirá trascender hacia un plano espiritual más elevado. No es algo fácil y dependerá de cada persona el lograr desatarse y cortar esos lazos que no le permiten crecer.
“Esta ley dice que para adquirir cualquier cosa en el universo físico, debemos renunciar a nuestro apego a ella. Esto no significa que renunciemos a la intención de cumplir nuestro deseo. No renunciamos a la intención ni al deseo; renunciamos al interés por el resultado.
Es grande el poder que se deriva de esto. Tan pronto como renunciamos al interés por el resultado, combinando al mismo tiempo la intención concentrada y el desapego, conseguimos lo que deseamos. Podemos conseguir cualquier cosa que deseemos a través del desapego, porque éste se basa en la confianza incuestionable en el poder del verdadero yo”.

Deepak Chopra

martes, 23 de noviembre de 2010

Gayatri Mantra

OM
BHUR BHUVA SVAHA
TAT SAVITUR VARENYAM
BHARGO DEVASYA DHEEMAHI
DHI YO YONAH PRACHODAYAT

OM - Es Brahman, el sonido como base de la creacion

BHUR - Plano fisico, se refiere al cuerpo fisico, hecho de los 5 elementos

BHUVA - Es la presencia de prana, lo que anima al cuerpo, el eter, lo sutil

SVAHA - La tierra de los dioses, el cielo, lo causal

TAT - Dios o Brahman

SAVITUR - Aquello de lo cual todo es creado

VARENYAM - Listo para ser adorado

BHARGO - El radiante fulgor espiritual, la luz que confiere sabiduria

DEVASYA - Realidad divina, gracia divina

DEEMAHI - Meditamos, contemplamos

DHI YO - Intelecto

YO - Que

NAH - Nuestro

PRACHODAYAT - Ilumina

TRADUCCIONES

El Gayatri Mantra puede ser traducido de muchas maneras, algunas son:
1. Meditamos en el Esplendor Espiritual de Aquella realidad suprema y Divina, fuente de las esferas fisicas, astrales y celestes de la existencia. Permite a aquel divino ser supremo que ilumine nuestro intelecto, para que podamos hacer realidad la suprema Verdad.
2. Oh Divina Madre, nuestros corazones estan llenos de oscuridad, po favor, aleja esta oscuridad de nosotros e ilumina con la refulgencia de Tu gracia nuestro ser interno.
3. Meditamos en la gloria de ese Ishvara que ha creado el universo, a quien es justo adorar, que es una encarnacion de Conocimiento y Luz y que es el destructor de todos los pecados y de la ignorancia. Ojala que el ilumine nuestros intelectos.

El Gayatri mantra es una plegaria universal tenida como reliquia en los Vedas, las mas antiguas escrituras del hombre. Puede ser recitado con devocion para el beneficio material o espiritual propio, en cualquier era y en cualquier parte del mundo. Este mantram tiene un inmeso poder, puede cantarse en cualquier momento y en todo lugar, y redime a quien lo canta. Esta directamente dirigido a nuestra Divina Madre, el amor y la reverencia por el mantra y la fe en los resultados que promete son mucho mas importantes que la mera repeticion mecanica mientras la mente vaga en otros temas.


BENEFICIOS DE ENTONAR EL GAYATRI MANTRA

  • Agudiza la facultad de adquirir conocimiento
  • Alivia las enfermedades
  • Evita todas las miserias
  • Colma todos los deseos
  • Nos protege de todo peligro
  • Proporciona el estado de plenitud
  • Asegura un futuro brillante y auspicioso
  • Te provee de inagotable fuerza para superar todos los obstaculos
  • Libera de la rueda de nacimiento y muerte
  • Limpia la mente
  • Es la llave que abre la puerta de la conciencia cosmica
  • Confiere sabiduria, prosperidad, pureza y liberacion
  • Remueve todo temor
  • Destruye el karma


Al respecto comenta Swami Sivananda:


" De todos los mantras, el supremo y mas potente es el Gayatri mantra. Es el soporte de todo buscador de la Verdad que cree en su eficiencia, poder y gloria; sea el de cualquier casta, credo, clima o secta. Es solamente la fe y la pureza de corazon de uno lo que realmente cuenta. Deben hacer , al menos, un mala diariamente (un mala consiste en repetir el Gayatri mantra 108 veces) sin interrupcion. Ello les guardara de todo peligro, les dara fuerza infinita para sobreponerse a todos los obstaculos y les llevara al verdadero pinaculo del esplendor, poder, paz y bendicion."

lunes, 22 de noviembre de 2010

¿Usted se deprime en Navidad?


Las calles llenas de gente, luces preciosas, encuentros con amigos y familiares, regalos, comidas especiales, y para el que quiera, una festividad cristiana. Lo cierto es que cualquier momento es bueno para divertirse y disfrutar, ¿o no? Hay gente que lejos de implicarse en las situaciones, en lugar de sacarles jugo, prefieren perder ese tiempo y poner malas caras, estar a disgusto, amodorrarse, bostezar y quejarse. Claro, a ellos no les vamos a pedir que disfruten de la Navidad, ni de ninguna otra cosa, son actitudes ante la vida.

No son pocos a los que no les gusta la Navidad, ni tampoco son pocos los que se deprimen en estas fechas. ¿Existe la depresión Navideña? La depresión, o las crisis, no son una cuestión tan sencilla, ni vinculada a la Navidad, no es una cuestión de fechas, ni de la edad, ni de estaciones.

La depresión está más bien relacionada con la ideología que nos sostiene, las experiencias que se han vivido, o la forma en la que se vive la vida. Quizá lo de la depresión navideña sea una verdad a medias, porque mucha gente espera a final de año para hacer balance y se da cuenta de que un año más está igual, que no ha conseguido lo que quería, que sigue sola, que otras personas que ya no están. Pero generalmente quienes que tienen depresión en Navidad, si se paran a pensar y se investigan un poco, posiblemente son personas con tendencia a la depresión o personas que en otros periodos de su vida han estado deprimidas, porque como estamos viendo, la Navidad no trae con ella la tristeza; la tristeza la pone la persona.

Que esto le pase a muchas personas no es ninguna justificación para que les sigua pasando. Darse cuenta de las cosas, o de que nuestra vida no se corresponde con nuestros ideales, no es un motivo para deprimirse, sino una oportunidad para seguir creciendo y vivir la vida de otra manera.

No es obligatorio tener crisis en ningún momento ni a ninguna edad, pero el que las tiene, las puede utilizar para crecer y no para quedarse paralizado. Aún estás a tiempo de ocuparte de cómo quieres vivir estas fiestas y ponerte a construirlas desde ya.

De todas formas, no debemos llevarnos a engaños, al igual que la Navidad no trae depresión, tampoco trae amor, paz y felicidad. O más bien estas fechas son así para el que tenga ese estado de ánimo todo el año. No son días mágicos en lo que todo cambia, sino que son una continuación de lo que viene siendo nuestra vida. Si usted es de los que no soporta la cena del 24 con su familia, seguramente es que no soporta otras cenas con su familia. Si usted es de los que se lleva mal con su suegra no espere que el 24 se obre un milagro.

Sin duda estamos ante una ocasión más para disfrutar, cada uno con lo que se permita.

Felices fiestas y diviértanse con aquello que les guste.


Genoveva Navarro

martes, 16 de noviembre de 2010

La Casa de los Mil Espejos


Por Enrique Mariscal


Hace tiempo, en un lejano pueblo, había una casa abandonada. Cierto día un cachorro, buscando refugio del sol, logró meterse por un agujero en el portón de la residencia. Subió lentamente las viejas escaleras de madera hasta que se topó con una puerta semiabierta, y se adentró en el cuarto, cautelosamente. Con gran sorpresa, se dio cuenta que dentro de esa habitación había mil perritos más observándolo tan fijamente como él a ellos, y vio asombrado que todos los cachorros comenzaron a mover la cola, exactamente cuando él demostró su alegría. Luego ladró festivamente a uno de ellos y el conjunto de canes le respondió de manera orquestada, idéntica. Todos sonreían y latían como él. Cuando se retiró del cuarto se quedó pensando en lo agradable que había resultado conocer el lugar y se dijo: "Volveré más seguido por aquí". Pasado un tiempo, otro perro callejero ingresó al mismo ambiente. A diferencia del primer visitante al ver todos los congéneres del cuarto, se sintió amenazado, ya que lo miraban de manera agresiva, con desconfianza. Empezó a gruñir; y vio maravillado como los otros mil perritos hacían lo mismo con él. Comenzó a ladrarles y los otros también hicieron lo mismo ruidosamente. Cuando salió del cuarto pensó: "Que lugar tan horrible es este. Nunca regresaré."

Ninguno de los canes exploradores alcanzaron a reparar en el letrero instalado en el frente de la misteriosa mansión: "La Casa de los Mil Espejos". Los rostros que observamos del mundo son espejos. Tu mirada es todo lo que consigues obtener de la realidad. Cada percepción demuestra las posibilidades de proyección y de captación que nos permitimos. Las cosas mas bellas de la vida no se ven, se captan con el corazón. Si las puertas de la percepción estuviesen totalmente abiertas descubriríamos que navegamos en el infinito. Como están semi-cerradas, la vida, al igual que el eco, o el espejo, nos devuelve lo que hacemos. La visita por la casa terráquea es muy fugaz. Consigue un espejo, sonríele al personaje que aparece y no te enojes ni te asustes si te contesta con una divina carcajada.

domingo, 7 de noviembre de 2010

La Naturaleza de la Mente


Los Maestros del Yoga desde la antigüedad gustan comparar a la mente con un mono inquieto que se la pasa saltando de rama en rama todo el tiempo en movimiento incesante.También comparan a la mente con la superficie de un lago agitado por las olas que produce el viento. Las olas son los pensamientos que van y vienen sin cesar, que se encadenan unos a otros infinitamente. Las ondas del pensamiento son como olas en la mente que agitan su superficie de manera incansable.Es imposible ver el fondo del lago cuando las olas agitan su superficie por acción del viento. Desde la filosofía yóguica en el fondo del lago, o sea por debajo de la mente, se encuentra la esencia del ser humano. Pero es imposible percibirla mientras su superficie está agitada por el ir y venir de los pensamientos, así como es imposible percibir el fondo del lago cuando sus olas se agitan.De la misma forma que cuando el viento cesa de soplar, las olas de la superficie del lago se calman y se puede ver el fondo, cuando los pensamientos se callan se percibe la esencia del Ser. Cuando el lago se aquieta su superficie se vuelve prístina y cristalina y devela su secreto, su fondo. Así también cuando la mente se aquieta devela la paz más profunda posible de experimentar.Desde el Hatha Yoga podemos decir que el viento que agita la superficie del lago es el prana que se mueve incesante el que agita la superficie de la mente, produciendo los incesantes pensamientos. Es por ello que cuando practicamos asanas o posturas y pranayama o respiración, lo que hacemos es indirectamente controlar el prana o las energías sutiles del cuerpo para que deje de agitar la mente y el pensamiento llegue a su fin, por medios absolutamente inocuos y sin ningún esfuerzo.
(Extraído de hatha-yoga.com.ar)

jueves, 4 de noviembre de 2010

Reflexión sobre la Luz, la Energía y las Decisiones


Lo mismo que los restantes seres vivos, tú eres también un sistema de Luz.
La frecuencia de tu Luz Interior depende de tu conciencia. Cuando cambias el nivel de conciencia, varías la frecuencia de tu Luz.
Por ejemplo, si eliges perdonar a alguien que te ha molestado, en lugar de odiarle, varías la frecuencia de tu Luz Interior. Si eliges sentir afecto, o amistad, por una persona, en vez de distanciamiento y frialdad, estás variando la frecuencia de tu Luz.
Las emociones son corrientes de energía de frecuencias diferentes.
Las emociones que consideramos negativas, tales como el odio, la envidia, el desdén o el temor, son de baja frecuencia y poseen menos energía que las que consideramos positivas, como el afecto, la alegría, el amor y la compasión.
Cuando elegimos sustituir una corriente energética de baja frecuencia, por ejemplo la cólera, por una de alta frecuencia, como el perdón, estamos alimentando la frecuencia de nuestra Luz Interior.
Cuando permitimos que corrientes energéticas de alta frecuencia se trasladen por nuestro sistema, experimentamos una mayor energía.
Por ejemplo, cuando una persona se encuentra desesperada o ansiosa, se siente físicamente agotada porque ha sintonizado con una corriente de energía de baja frecuencia. En esta situación, una persona se vuelve pesada y estúpida.
Por el contrario, un individuo alegre se llena de energía, y se muestra desbordante, porque por todo su sistema se va desplazando una corriente energética de alta frecuencia.
Tú mismo determinas la calidad de tu Luz Interior, cuando escoges tus pensamientos y cuando seleccionas qué corrientes emocionales debes abandonar y cuáles debes reforzar. Determinas así los efectos que conseguirás sobre los demás, y la naturaleza de las experiencias de tu vida.
Cada una de las decisiones que tomas tiene como consecuencia inmediata que realices un movimiento de acercamiento a tu personalidad o a tu alma.
Cada decisión que tomas es una respuesta a la pregunta: “¿Qué eliges para aprender el amor?” “¿Qué eliges para aprender el auténtico enriquecimiento, la duda y el miedo o la sabiduría?”
Éste es el núcleo central del relato del Jardín del Edén. El Árbol de la Verdad, de la Ciencia del Bien y del Mal, entregado a toda la especie humana, dijo: “¡Aprended! ¿Qué camino deseáis seguir para aprender?”
Este es el acto primero definitivo de la libre voluntad: “¿Cómo deseas aprender?”
Y la pregunta continúa en cada una de las situaciones de tu vida.
En cualquier momento en que se dispone de la oportunidad, en cada circunstancia, la cuestión es: ¿Elegirás el camino de la duda y el temor o el que conduce al Árbol de la Sabiduría?
El Árbol de la Vida, del Conocimiento, de la Verdad, de la Sabiduría, se comporta como una ocasión y como un arquetipo.
Adán y Eva, los principios masculino y femenino del Jardín del Edén, tomaron la manzana simbólicamente e hicieron un mal uso del Conocimiento, de la Verdad, de la Sabiduría.
Eso les produjo malestar y vergüenza.
Eso hizo aparecer en ellos el sentimiento de culpa.
La culpa hizo aparecer el miedo.
Y así comenzó la evolución de la especie humana…
Profesor de Santantoni

Feliz Diwali! (Fiesta de la Luz)

viernes, 29 de octubre de 2010

La Vida


La vida es una oportunidad, aprovéchala.
La vida es belleza, admírala.
La vida es beatitud, saboréala.
La vida es un sueño, hazlo realidad.
La vida es un reto, afróntalo.
La vida es un juego, juégalo.
La vida es preciosa, cuídala.
La vida es riqueza, consérvala.
La vida es un misterio, descúbrelo.
La vida es promesa, cúmplela.
La vida es amor, gózalo.
La vida es tristeza, supérala.
La vida es un himno, cántalo.
La vida es una tragedia, domínala.
La vida es aventura, vívela.
La vida es felicidad, merécela.
La vida es la vida, defiéndela.
Madre Teresa de Calcuta

jueves, 21 de octubre de 2010

La Verdadera Seguridad - Por Mabel Lavitman


“Si el Señor no edifica la casa, en vano se fatigan los que la fabrican. Si el Señor no guarda la ciudad, en vano vigila el centinela.”
Salmo 127
Existe hoy en día un concepto muy equivocado y generalizado acerca del cultivo de nuestra vida espiritual. Se piensa que ella nos “evade” del mundo circundante donde están todas nuestras necesidades materiales, sin brindarnos solución a nuestros problemas. Ansiosos como estamos cuidando nuestro presente y previendo nuestro futuro (¡qué no me falte nada!, ¡qué no les falte nada a los míos!), vivimos desesperados por conseguir seguridad, mas, en el corazón de todos, aún de los más “afortunados”, siempre continúa latiendo un sentimiento de desamparo y de carencia. Así y todo, la mayoría de la gente se resiste a ver, a buscar, a explicarse, la verdadera causa del problema.
Dice el título del Salmo que transcribí:
“Toda prosperidad viene de la bendición de Dios”.
Cuando sólo tenemos ojos para ver lo circunstancial, cuando descuidamos la presencia del Ser Eterno en cada uno de nosotros, cuando no sabemos dónde poner la fe y la energía que Dios nos dio, nos sentiremos, en uno u otro aspecto, inevitablemente miserables. Y así, desconociendo nuestra herencia divina y la dimensión que podríamos tener despertando nuestra conciencia espiritual (dimensión en cuanto sabiduría, discernimiento), vivimos como el famoso mendigo que se olvidó que era príncipe, y deambulaba en los dominios del Rey, su propio padre, pidiendo la magra limosna de un pan duro, cuando eran suyos todos los manjares del mundo.
Entonces, es bueno y saludable que, haciendo un alto en nuestro camino, nos preguntemos:
¿Estoy actuando correctamente? ¿Estoy sintiendo correctamente? Si analizamos detenidamente las cosas (situaciones, etcétera), en las que basamos nuestra seguridad,veremos que ellas están sujetas a infinitos vaivenes, y que, a la larga o a la corta, son como terreno fangoso en el cual intentamos hacer pié. Ahorros, riquezas varias, éxitos, cargos importantes, pueden desaparecer en un abrir y cerrar de ojos, cuando menos lo esperemos, y bien sabemos que una pequeña circunstancia no prevista muchas veces modificó todo nuestro “futuro planificado” que nos hacía sentir “seguros”.
Entonces... ante tal situación, ¿qué actitud tomar?
Dicen los grandes maestros que tuvo la humanidad, que los momentos de crisis, cuando perdemos pié en todo lo que considerábamos seguro, son los más adecuados para la transformación interior. Si sabemos utilizarlos, son ellos la gran oportunidad para despertar a una realidad superior. Es el momento de abrir bien grandes los ojos y los oídos para aprender a vivir, ya sea bebiendo la inmortal sabiduría a través de los libros o, mejor aún, a través de las enseñanzas de un Maestro, un guía, un instructor que, por su sincero camino recorrido en el Amor a Dios y a sus hermanos del mundo, esté en condiciones de orientarnos.
Y uno puede aprender muchas cosas. Por ejemplo: que nuestra actitud egoísta es como un gran imán, que atrae a todos los males, y que, inversamente, una actitud de amor y entrega, redunda en el bien de todos. Si pudiéramos siquiera tener un poco de esa sublime Fe en Dios, como Nuestro Padre y en Su Amor Infinito hacia todos, dejaríamos seguramente de sobreprotegernos y todo nuestro destino se modificaría.
Dice una antigua enseñanza oriental:
“De lo que des, tendrás en abundancia, de lo que acumules, carecerás”.
Podríamos aprender también que la Fe no nace de buenas a primeras, sino que se cultiva, igual que una tierna plantita, paciente y cuidadosamente. El terreno en el que se asienta es nuestro propio corazón, y allí es donde hay que realizar la gran metamorfosis, como la sintetizara tan maravillosamente San Francisco de Asís en su Simple Oración:

“Allí donde haya odio, que yo ponga el amor, allí donde haya ofensa, que ponga yo el perdón, allí donde haya discordia, que ponga yo la unión, allí donde haya duda, que ponga yo la Fe...”
y finalizaba así:

“¡Oh Divino Maestro!, que yo no busque tanto ser consolado, como consolar, ser comprendido, como comprender, ser amado, como amar.
Porque es dando como uno recibe, es olvidándose como uno se encuentra, es perdonando como uno es perdonado, y es muriendo
(1) como uno resucita a la Vida Eterna”.

(1) Muriendo significa desterrando de nuestra alma el pequeño ego que sólo piensa en sí mismo. Esa es la gran purificación. Ese es el terreno propicio para el nacimiento de la Fe más honda y la felicidad más duradera. ¿No quieres probarlo en ti mismo?

viernes, 15 de octubre de 2010

El Nacimiento Musical del Universo


¡Om! escucharon los santos hindúes; ¡Om!, al principio de todo y siendo el Todo. ¡Verbo creador!, cantaron los hierofantes egipcios mientras que los hebreos agregaron: "y el Verbo era uno con Dios". Así, estos inconmensurables iluminados divinos, se adentraron en el misterio de la música, que es el misterio de Dios.
Los científicos modernos aún con sus limitadas herramientas -hijas de curiosidad y análisis- hablan de una primera vibración; y la vibración es siempre sonido. Cuando estos últimos descubran que es el corazón el que realmente ve, tal vez rueden lágrimas de arrobamiento por sus mejillas ante ese Supremo Canto, como habrán rodado en esos Amantes gigantescos de la India, Egipto, y de tantos ancestros nuestros que vivieron comulgando sus latidos con los latidos de Dios. El silencio de Dios inmutable y absoluto se hizo canto, y cada una de las partículas de Su creación, desde la hormiga hasta una galaxia, son cristalizaciones de las infinitas resonancias, armónicos y variaciones de la propia mismidad de Dios, de Dios voz, Dios música; Su Canto, Su corazón derramado.
El universo entero vibra, o sea, canta, porque fue creado por la Música. Y así quedó, cantando; y cantando continúa su viaje hacia su esencia, su origen: el Sagrado Silencio, que es otro canto pero mucho más misterioso aún. Uno de los antiguos santos iluminados de la India ha llamado al silencio el Om insonoro, el canto sin canto. Pareciera que la totalidad inimaginable de sonidos se hallaran en tal absoluta plenitud que únicamente puede haber quietud, sólo silencio, Om insonoro, Palabra increada, Aquello más allá de todo.
Plotino, místico y santo, cúspide y ejemplo de ser humano, habló de la sobreabundancia de lo Uno, Dios. Porque Dios es sobreabundante, porque simplemente esa es Su naturaleza, se derrama y se crean todas las cosas. Ese silencio es sobreabundante y se le resbalan notas musicales, como vertientes cantoras, plenas de húmeda fertilidad sonora, que se condensan en forma de pétalos y libélulas, mares y peces, ojos y bocas, estrellas y asteroides, y arena, cangrejos, nubes, hombres, montañas, árboles, átomos, Vía Láctea, y más notas y notas, y acordes tornándose visibles; Su sobreabundancia hecha abundancia, Su magnificencia vuelta inconmensurable generosidad. He aquí Su canto de infinitas resonancias, Su oculta verdad en la que nos hallamos habitando, frente a nuestros ojos, detrás de nuestros ojos y siendo los ojos mismos. Vivimos dentro de un Canto y cantando lo podemos descubrir. Sumergiéndonos en el corazón, siguiendo su sentido latir, abriendo sus cardíacos labios, cantando así la canción de Dios, es posible que se revele nuestra esencia musical, y que algún día, cuando el Santo Silencio nos reclame, nos diluyamos en Su abrazo final.

Por Julián Fernández

martes, 5 de octubre de 2010

Viparitabhava


Palabra extraña Viparitabhava, ¿verdad? Te explico: Viparitabhava es la creencia humana de que Dios o el Ser está muy lejos de nosotros y, por lo tanto, es difícil de llegar a Él.
Nuestro ego, que como bien sabemos, simpatiza con el impermanente mundo de la ilusión, se abraza a todo lo externo, se abraza a todo cuando le alcanzan sus Indriyas o sentidos. Ver, oír, tocar, oler, gustar, son para él la clave de la vida, su alegría, su justificación de existencia. No le hablemos al ego del SER, y, por favor, abandonemos ya la idea primitiva, medieval, de nombrar a Dios a cada instante.
El lobo del Tiempo se devora, año tras año, hora tras hora, nuestra posibilidad de ascender a lo Divino. Un día cualquiera, salimos del reino del gran lobo, sin haber andado ni siquiera un trecho en la Senda tan nuestra de la Realización Interior.
Argüímos constantemente que "Dios está muy lejos", que somos muy pequeños para emprender ese viaje colosal que es descubrir el centro nuestro y así, abrazados a Viparitabhava, nos convertimos en fantasmas de nosotros mismos, nos convertimos en una vida cuasi animal, que sólo se entrega a sus simpatías en el reino de la sensibilidad.
De ahí no se pasa, porque... "uno es muy pequeño... mediocre... torpe...", y entonces dejamos de volar, y como el príncipe del cuento de hadas, nuestra Águila Blanca nacida para ser señora de las Cumbres, se transforma en un batracio morador del fango.
Viparitabhava, ¡ay!, creencia equivocada a la que la Biblia cristiana y el Bhagavad Gîtâ hindú, a la que Corán y Pentateuco rechazan categóricamente con sus Enseñanzas.
"Quien te dio ojos, ¿no ha de ver?", nos dice la Biblia.
Y el Gîtâ repite: "Por doquiera tiene Aquel manos y pies, por doquiera ojos, cabezas y bocas. Todo lo oye, mora en el mundo, y todo lo envuelve" (Bh. G. XIII, 13), es decir..."no está lejos"...
Si pudiéramos inclinarnos un poco más hacia la Luz, seguramente seríamos capaces de perder tanta ignorancia y sumirnos en una Sabiduría más profunda para bien de nosotros mismos.
La criatura humana se encierra en una cárcel fabricada por el herrero de su mente equivocada, una cárcel de complejos, de traumas psíquicos que constantemente le repiten: "no tienes fuerzas, no puedes, no llegarás", uno siente que por dentro todo se derrumba, siente que "no va más". Se mata entonces al Sol de la esperanza que siempre se halla presente, se apagan las luces y se va uno a vivir el día largo y gris de las mil imposibilidades. Lo cierto es que podemos porque Dios está cerca, porque quiere que podamos, pero Viparitabhava nos hace creer que nunca llegaremos al Reino de nosotros mismos. Y así, mientras el hombre se adormila y se niega a ver el Sendero, a su redor esplenden las corolas de las flores, reverdecen las copas de los árboles y la vida continúa adueñándose una y otra vez de la Casa del mundo, transmutando los inviernos en maravillosas primaveras.
Tal vez, la labor más importante de un Discípulo de la Filosofía Trascendente, es hacer a un lado ese concepto equivocado, y en vez de decir: "Tú puedes triunfar en este mundo en cuanto te propongas", decir: "Tú puedes Realizar a Dios, a tu Ser, y marchar hacia el Camino de la Luz si descubres el sagrado Caminante que hay en ti"
Ese Caminante al que no le interesan las opiniones de la mente negativa, y sigue andando porque está predispuesto a hacer suyos los Tesoros del Cielo.
Recordar siempre que marchamos por la vida de acuerdo a lo que hemos aprendido con mayor profundidad de cuantas experiencias nos fueron concedidas.
Caminamos cuando no es demasiado pesada nuestra carga de dudas, de insatisfacciones, y de todo cuanto genera el ego negativo, que para nada desea nuestra Iluminación, ya que siendo él sombra, ha de terminar desapareciendo en nuestro conquistado esplendor.
Hijo: repite interiormente con todas las fuerzas de tu alma: "Yo llegué a ver la Luz que mora en mí mismo... mañana seré más condescendiente con mis semejantes y sus múltiples errores, haré mañana una obra buena, estudiaré, enseñaré, escribiré, meditaré y vestiré mi alma de luces y a mi corazón de reverenciaspara con lo sagrado".
Si lo haces, el mundo se beneficiará con tus nuevas actitudes y tú habrás conquistado el sacratísimo andar de los Gigantes.
Por Ada Albrecht

domingo, 3 de octubre de 2010

Nuestros Defectos


Una característica esencial del verdadero discípulo es saber reconocer sus propios errores y defectos. Mientras una persona no acepte que en ella existen falencias, no podrá luchar para erradicarlas, y se verá imposibilitada para avanzar en el Sendero.
Imaginemos a un hombre que se halla perdido en un bosque. Para salir de él, lo primero que debe hacer es reconocer que se ha extraviado. Luego debe buscar la ayuda de un guía, y finalmente debe seguirlo con humildad. De este modo podrá regresar a su hogar.
En este caso, su ignorancia representa el defecto que debe ser vencido. Sólo cuando reconoce su falta de conocimiento comienza a buscar un guía, lo cual representa al hombre que pasa a ser discípulo y busca un Maestro que lo oriente. Finalmente, siguiendo sus enseñanzas, podrá llegar a la Luz.
Si la persona de nuestro ejemplo niega continuamente su condición de extraviada y orgullosamente dice "yo sé muy bien dónde estoy", jamás buscará a alguien que la oriente, y no podrá salir del bosque de la ignorancia.
Para el discípulo que transita por el Sendero Divino, ser virtuoso no significa carecer de defectos. Se es un discípulo precisamente porque se tiene defectos; si no tuviera ninguno sería un Jîvanmukta o Sabio Iluminado que mora en constante Unión con Dios.
Entonces, ¿cuál es la diferencia entre un discípulo y alguien que no lo es? La diferencia radica en que el discípulo lucha contra sus errores, y la persona común no lo hace. De este modo, para el discípulo, la virtud consiste en conocer sus defectos, y a pesar de ellos, continuar avanzando en el camino.
Demos un ejemplo: alguien tiene el defecto de sonreír mientras piensa mal de una persona. Si disfraza su hipocresía (Dambha) con un ropaje de supuesta bondad diciendo "yo sonrío para no herir", todo lo que logrará es afirmarse en el error, y Satya (la verdad) cada día se hallará más lejos de su alma. Con el tiempo, esa persona perderá la capacidad de hacer el bien. Lo que debería hacer un discípulo en ese caso es, primero reconocer su error, y luego, tratar de que su pensamiento, su palabra y su actitud coincidan en todo momento.
Acerca de los defectos o vicios o errores que moran en nuestro corazón, hemos de tener presente que ellos no son algo "malo" en el sentido de "maldad", pero sí son malos en el sentido de que ocultan la Luz Divina que reside en el corazón. En el Bhagavad Gîtâ, son llamadas cualidades "Asúricas", esto es, "carentes de luz espiritual". También reciben el nombre de "Doshas" o errores y "Pradibandhas" u obstáculos mentales.
Por otra parte, nuestros defectos son también una posibilidad que nos otorga Dios para ejercitar su contrario. En efecto, la única manera de combatir un error es practicar su opuesto. La mezquindad desaparece con la generosidad, la mentira con la verdad, la hipocresía con la sinceridad, la ignorancia con la sabiduría, el egoísmo con el inegoísmo, la impaciencia con la paciencia, etc. Entre un defecto y una virtud existe la misma relación que hay entre la oscuridad y la luz: la primera desaparece con la segunda. Hay casos, incluso, en que el ser humano es incapaz de ver qué es lo correcto; sin embargo, al contemplar un error en sí mismo descubre cuál es el sendero correctopara evitar dicho mal.
Un defecto muy común es el orgullo. Se llama orgullo (Darpa) a creer que se es mejor que los demás. Cuando una persona tiene la enfermedad del orgullo se vuelve incapaz de aprender. Desde luego, ¿cómo podrá aprender algo si cree que ya lo sabe todo? Una persona orgullosa, en lugar de avanzar, retrocede. Cada vez que alguien le muestra sus errores, se "atrinchera" -por así decir- en su propio ego y trata de defender su defecto del mismo modo en que un perro defiende su hueso. Hay sólo una forma de extinguir el orgullo, y es practicando Amânitvam, esto es: humildad. Esto lo sabían muy bien las cofradías religiosas de las más diversas culturas, y por ello hacían tanto énfasis en la práctica de la humildad (recordemos las reglas de los monasterios cristianos, las normas de las órdenes budhistas, los votos de pobreza de los sufíes, etc.). La humildad permite que la conciencia se torne divina. Cuando el ego-orgullo abandona el corazón del discípulo, en él puede ingresar la Visión de Dios.
Permita Dios, Nuestro Señor, que en esta Escuela de la Vida que es Karma Bhumi (el mundo de la acción) aprendamos a ver con claridad, a purificar nuestra mente-corazón y a actuar con nuestro ser unido a la Voluntad Divina.

Por Claudio Dossetti

sábado, 2 de octubre de 2010

La Tristeza como Meditación

La tristeza puede convertirse en una experiencia tremendamente enriquecedora.
Has de trabajarla. Es muy fácil escapar de tu tristeza.
Todas las relaciones son, generalmente, formas de escapar de ella; procuras evitarla. Y siempre está ahí, oculta… la corriente continúa. Incluso emerge en numerosas ocasiones en tus relaciones. Entonces tratas de arrojar la responsabilidad sobre el otro, pero eso no es lo que ocurre. Es tu tristeza, tu soledad; aún no la conoces, y por tanto una y otra vez emergerá.
Puedes escapar de ella trabajando, puedes escapar de ella estando ocupado, con tus relaciones, con la sociedad, con esto y lo otro, viajando, pero no desaparecerá porque forma parte de tu ser. Todos nacemos solos; estamos en el mundo, pero solos; nacemos a través de nuestros padres, pero estamos solos. Y todos morimos en soledad; salimos de este mundo solos. Y entre esas dos soledades, nos engañamos. Está bien acumular valor y adentrarte en esta soledad. Por muy difícil y duro que resulte al principio, te compensará enormemente. Una vez que la conozcas, una vez que la disfrutes, una vez que la percibas, no como soledad, sino como silencio, una vez que comprendas que no hay escapatoria, te relajarás.
No puedes remediarlo, de modo que, ¿por qué no disfrutar de ella? ¿por qué no entrar en sus profundidades y saborearla, descubrir qué es? ¿Por qué tienes miedo innecesariamente? Está ahí y es una realidad; es existencial, no accidental. ¿Por qué no conocerla? ¿Por qué no entras en ella y descubres qué es?
Siempre que te sientas triste, siéntate en silencio y deja que esa tristeza te invada; no trates de escapar de ella. Siéntete lo más triste que puedas. No la evites. Recuerda esto. Llora al máximo, tírate por el suelo, revuélcate… y deja que desaparezca por sí misma. No la expulses; se irá, porque nada permanece para siempre.
Cuando se vaya, te sentirás descargado, absolutamente aliviado, como si toda fuerza de gravedad hubiera desaparecido y pudieras volar, sin peso alguno. Es el momento de entrar en ti mismo. Primero, ábrete a la tristeza. Corrientemente, no te abres a ella; buscas sistemas para poder fijarte en otras cosas; vas al restaurante, te reunes con amigos, lees un libro o vas al cine, o tocas la guitarra; haces algo para poder sumirte en ello y distraer tu atención.
Has de recordar esto: cuando te sientas triste, no te pierdas la oportunidad. Cierra las puertas, siéntate y siéntete tan triste como puedas, como si el mundo entero fuera un infierno. Sumérgete en ella, profundiza en ella. Deja que cualquier pensamiento de tristeza te invada, deja que la emoción te agite. Y llora, gime, exprésate… en voz alta… no tienes por qué preocuparte.
En primer lugar, vive esa tristeza durante unos días, y cuando la tristeza desaparezca te sentirás muy calmado, tranquilo, como tras una tormenta. En ese momento siéntate en silencio y disfruta del silencio que está apareciendo en ti. No lo has provocado; te abriste a la tristeza. Cuando la tristeza desaparece, en ese espacio, surge el silencio.
Escúchalo.
Cierra tus ojos. Siéntelo…
percibe su textura…
su fragancia.
Y si te sientes feliz, canta y baila.

OSHO

martes, 28 de septiembre de 2010

Reflexiones de Ken Wilber - La Conciencia sin Fronteras


Cuando uno responde a la pregunta “Quién soy”, sucede algo muy simple. Cuando uno describe o explica quién “es”, incluso cuando se limita a percibirlo interiormente, lo que en realidad está haciendo, a sabiendas o no, es trazar una línea o límite mental que atraviesa en su totalidad el campo de la experiencia, y a todo lo que queda dentro de ese límite lo percibe como “yo mismo” o lo llama así, mientras siente que todo lo que está por fuera del límite queda excluido del “yo mismo”. En otras palabras, nuestra identidad depende totalmente del lugar por donde tracemos la línea limítrofe… En pocas palabras, preguntar: “¿Quién eres?” significa preguntar: “¿Dónde trazas la frontera?”. Todas las respuestas a la pregunta “¿Quién soy yo?” se derivan precisamente de este procedimiento básico de establecer una línea que delimita lo que uno es, lo que no es…Lo más interesante de esta línea divisoria es que puede desplazarse, y con frecuencia se desplaza. Su trazado puede rectificarse… La mayoría de los individuos sienten que tienen un cuerpo, como si fueran sus dueños o propietarios tal como pueden serlo de un coche, una casa o cualquier otro objeto. En estas circunstancias, parece como si el cuerpo no fuera tanto “yo” como “mío”, por definición, se encuentra fuera del límite entre lo que uno es y lo que no es… Biológicamente, no hay el menor fundamento para esta disociación o escisión radical entre la mente y el cuerpo, la psique y el soma, el ego y la carne; pero psicológicamente, la disociación adquiere caracteres de epidemia. Más aún, la escisión mente-cuerpo y el consiguiente dualismo es un punto de vista fundamental de la civilización occidental… El cuerpo se convierte en territorio extranjero, casi (pero nunca del todo) tan extranjero como el propio mundo exterior. La frontera se traza entre la mente y el cuerpo, y la persona se identifica sin más ni más con la primera. Incluso llega a tener la sensación de que vive en su cabeza, como si dentro del cráneo tuviera un ser humano en miniatura que da órdenes e indicaciones a su cuerpo, que a su vez puede obedecer… o no… Es decir que el individuo se identifica como una imagen mental de sí mismo, más o menos precisa, y con los procesos intelectuales y emocionales que van asociados a dicha imagen… Siente, pues, que es un yo, un ego, y que por debajo de él cuelga su cuerpo… Por diversas razones, algunas de las cuales ya analizaremos, es posible que el individuo se niegue incluso a admitir que algunas facetas de su propia psique son suyas. En lenguaje psicológico se dice que las aliena, las reprime, las escinde o las proyecta… Esta imagen reducida de sí mismo es lo que llamaremos la persona (máscara), un término cuyo significado se hará más obvio al proseguir con el contexto. Pero, como el individuo se identifica solamente con facetas de su psique (la persona), siente que lo que resta de ella “no es él”; es territorio extranjero, extraño y peligroso. Y vuelve a trazar el mapa de su alma de manera que niegue y excluya de la conciencia los aspectos de sí mismo que no acepta (a estos aspectos no aceptados los llamamos la sombra)…El término “transpersonal” significa que se está produciendo en el individuo alguna clase de proceso que, en cierto sentido, va más allá del individuo… Lo que importa de este análisis de los límites entre lo que uno es y lo que uno no es, estriba en que el individuo no solamente tiene acceso a uno, sino a muchos niveles de identidad…


EL ESPECTRO DE LA CONCIENCIA


NIVEL DE LA PERSONA: persona – sombra
NIVEL DEL EGO: ego – cuerpo
ORGANISMO TOTAL: organismo total (o “centauro”) – medio
BANDAS TRANSPERSONALES…
CONCIENCIA DE UNIDAD: universo (manifiesto e inmanifiesto)

viernes, 27 de agosto de 2010

La Meditación


La mayoría de las descripciones de la meditación y del inconsciente adolecen de falta de interés para los factores del desarrollo y la evolución. Tienden a suponer que el inconsciente es sólo el inconsciente sumergente (sublimal, filtrado,bloqueado o automatizado) y por consiguiente ven la meditación como una forma de invertir un estado desagradable de la situación en esta vida; es decir, un modo de forzar la entrada en el inconsciente. La meditación se imagina como un método para levantar la depresión, detener el filtraje, desautomatizar la automatización o desenfocar el enfoque. En mi opinión, estos aspectos, por significativos que sean, son los más secundarios de todo tipo de meditación.
La meditación es, como mínimo, un camino instrumental mantenido hacia la trascendencia. Y dado que, como hemos visto, trascendencia es sinónimo de desarrollo, se deduce que la meditación es simplemente desarrollo o crecimiento mantenido. No es primordialmente un modo de invertir las cosas, sino de llevarlas adelante. Es el despliegue natural y ordenado de unidades sucesivas de orden superior, hasta que sólo exista la Unidad, hasta que todo el potencial se haya realizado, hasta que el campo inconsciente se abra como Conciencia. Es lo que un individuo, en el estado actual de evolución humana, debe hacer para desarrollarse más allá de dicho estado y avanzar hacia ese único Dios, meta de toda la creación.
Así pues, la meditación tiene lugar del mismo modo que todas las demás etapas del crecimiento o emergencia. Se resuelve una traducción, sin llegar a dominar exclusivamente la conciencia, y se transforma en una traducción de orden superior (se recuerda una estructura profunda de orden superior, que domina y crea nuevas estructuras superficiales). Existe diferenciación, desidentificación, trascendencia e integración. La meditación es evolución, es transformación; en realidad no tiene nada de especial. Al ego le parece misteriosa y enmarañada, porque supone un desarrollo más allá del mismo. La meditación es al ego lo que el ego es al tifón: un estado de desarrollo más avanzado. Sin embargo, el proceso de crecimiento y emergencia es exactamente el mismo; la secuencia que nos llevó del tifón al ego es la misma que nos conduce del ego a Dios. Es un proceso de crecimiento, no de excavación.
El primer punto que deseo aclarar es que la mayoría de las visiones de la meditación suponen que los reinos transpersonales (sutil y causal) forman parte del inconsciente sumergente o inconsciente sumergente reprimido y que la meditación significa levantar la represión. Sin embargo, lo que yo sugiero es que los reinos transpersonales forman, en realidad, parte del inconsciente emergente y la meditación se limita a acelerar la emergencia.
No obstante, cuando una persona –digamos un joven– comienza a meditar, son muchas las cosas que empiezan a ocurrir, algunas de las cuales sólo están relacionadas incidental y remotamente con el propio proceso de crecimiento y trascendencia, lo que complica considerablemente la visión global de la meditación. Teniendo esto en cuenta, me gustaría hablar en primer lugar de la naturaleza de la propia posición meditativa, para tratar a continuación de su proceso general y completo.
Para empezar, observamos que toda transformación en el desarrollo precisa la claudicación de la traducción presente (o, mejor dicho, de la exclusividad de dicha traducción). Para una persona normal que haya ya evolucionado desde el pleroma al tifón y al ego, la transformación a los reinos sutil y causal exige que la traducción egoica se someta y se rinda (no que se destruya). Estas traducciones egoicas están generalmente compuestas de ideas verbales y conceptos (así como de las reacciones emotivas a dichas ideas). Por consiguiente, la meditación consiste, en un principio, en un modo de romper la traducción conceptual con el fin de abrir paso a la transformación al nivel sutil.
En esencia, esto significa frustrar la traducción actual y estimular la nueva transformación. Como se explica en La conciencia sin fronteras, esta frustración/ estímulo se crea por medio de condiciones especiales, tales como preceptos morales, régimen alimenticio, votos y otras condiciones de régimen más interno como la oración, los cánticos y la meditación.
El corazón de las condiciones especiales es una actividad que abarque cualquiera de las características principales de la esfera superior que se persigue. Es decir, el individuo aprende cómo empezar a traducir su realidad, según una de las principales características del reino superior deseado. Por consiguiente no usa signos, sino símbolos, abriéndose así a una transformación en lugar de a una mera traducción. Por ejemplo, se le muestra al individuo un símbolo de la divinidad yidam (o ishtadeva), que precisamente por tratarse de un símbolo no corresponde a nada en su actual realidad.
El sujeto construye o traduce dicho símbolo en su propia conciencia, hasta el punto en que el yidam sutil emerge realmente del campo inconsciente en pleno concienciamiento. El individuo se identifica (como ocurre, como hemos visto, con todo desarrollo) con dicha estructura superior, que rompe su traducción inferior como ego y lo eleva a la estructura superior. Entonces ve (traduce) la realidad desde el punto de vista superior de la Divinidad; en este caso el sutil superior habrá emergido, porque el sujeto lo ha evocado como proceso de crecimiento y trascendencia desde su campo inconsciente.
El Maestro (gurú, roshi, etc.) se limita a seguir frustrando las viejas traducciones, para vencer antiguas resistencias y estimular la nueva transformación forzando condiciones especiales. Esto es cierto en todas las formas de meditación: de concentración o receptiva, mántrica o silenciosa. En la meditación concentrativa, la condición especial tiene una forma determinada, mientras que en la meditación receptiva «carece de forma»; sin embargo, ambas son condiciones especiales obligatorias y el individuo que deja escapar de su concienciamiento su carencia de forma o desenfoque recibe un castigo tan severo como el que olvida su koan.
En teoría, es lo mismo que pedirle a un niño que exprese en palabras algo que preferiría representar tifónicamente. Le pedimos al ego que vaya un paso más allá y estructure en formas sutiles lo que de preferencia interpretaría conceptualmente. El crecimiento tiene lugar al aceptar traducciones superiores, hasta que uno llega realmente a transformarse en el propio reino superior. Dado que algunas de las características principales de dicho reino superior incluyen la atemporalidad transtemporal, el amor, la ausencia de evitaciones o despegos, la aceptación total y la unión sujeto‑objeto, éstas suelen ser por lo general las condiciones especiales de la meditación («permanecer siempre en el presente; reconocer las evitaciones; ser sólo amor en todas las condiciones; convertirse en uno con la meditación y con el mundo; aceptarlo todo ya que todo es Buda»; etc.). Nuestros padres nos ayudaron a trasladamos desde el primer piso hasta el quinto, imponiéndonos condiciones especiales de lenguaje y autocontrol egoico. Asimismo, el Maestro nos ayuda a desplazarnos del quinto al décimo, imponiéndonos las condiciones del décimo para que practiquemos.
Esencialmente, no importa que las condiciones especiales usen un modo de meditación concentrador‑absorbente o receptor‑afocal. El primero rompe la traducción inferior y egoica interrumpiéndola y el segundo observándola. Ambos tienen en común la misma esencia y eficacia; bloquear una traducción por medio de la concentración o contemplar la traducción por vía del desenfoque sólo puede realizarse desde el próximo nivel superior. Ambos conducen a la misma meta. la desintegración de una traducción de orden inferior. Además, ambos son procesos intensamente activos. Incluso la «receptividad pasiva», como dice Benoit, equivale a actividad en un plano superior. (Esto no significa, sin embargo, que el modo receptor‑afocal y el concentrador‑absorbente sean idénticos, o que produzcan los mismos resultados secundarios. Esto será evidente cuando esbocemos el proceso de una meditación típica.)
Pero antes de hablar de lo que ocurre en la meditación, es importante comprender que no todas las escuelas aspiran al mismo reino general de la conciencia. En realidad, como ya hemos sugerido en capítulos anteriores, los reinos transpersonales y superconscientes se dividen en varios niveles (sutil inferior y superior, causal inferior y superior, etc.). Muy pocas religiones son conscientes de estas distinciones, por lo que muchas se han «especializado» más o menos en un nivel u otro. Así pues, las propias prácticas de meditación se dividen en tres categorías principales (véase Bubba Free John).
La primera categoría es la del Nirmanakaya, que se ocupa de las energías corporales o tifónicas y de su transmutación a la región sutil inferior, culminando en el sahasrara. Incluye el yoga batha, el yoga kundalini, el yoga kriya, el pranayama y, en particular, todas las formas de yoga tántrico. El objetivo de la categoría del Nirmanakaya, como ya he mencionado, es el sahasrara, el chakra superior y lo ejemplariza el Patanjali.
La segunda categoría es la del Sambhogakaya, que se ocupa de las regiones sutiles superiores y aspira a las siete (o diez) esferas interiores de bienaventuranza y realización audible, que emanan dentro y más allá del sahasrara. En esta categoría se incluye el yoga Nada y el yoga Shabd, como lo muestra Kirpal Singh.
La tercera categoría es la del Dharmakaya, que trata de las regiones causales. No opera con la manipulación de la energía tántrica, ni con luz sutil y absorción de sonido, sino interrogando el propio campo causal de la conciencia, interrogando la esencia del yo o el sentido de autoindependencia, incluso dentro y a través del Testigo Trascendente de la región causal, hasta extirpar todas las formas de dualismo sujeto‑objeto.
Constituyen ejemplos de esta categoría las obras de Sri Ramana Maharashi, Bubba Free John, el budismo Zen y el hinduismo Vedanta. En la terminal de cada camino, uno puede caer en la Sustancia anterior de todos lo reinos, el Svabhavikakaya, a pesar de que esto es más fácil y probable cuanto más elevado sea el camino que uno elija inicialmente.
Supongamos ahora que un adulto joven comienza a practicar el budismo Zen, ya sea en la forma de koan concentrador o en la de shikan‑taza repetitivo. Usadas correctamente, ambas son prácticas Dharmakaya y por consiguiente es de esperar que se vean abundantes manifestaciones de nivel inferior en las etapas intermedias.
En primer lugar, la práctica de la meditación comienza a romper la traducción egoica presente, ya sea parándola (koan) u observándola (shikan). Wasliburn nos ofrece un agradable relato de algunos aspectos específicos de este proceso («la reducción de intensidad de su umbral» y «la inmovilización de sus operaciones psíquicas» son dos formas de desarticular las traducciones de un nivel determinado, requisito previo indispensable para dejar de reprimir el nivel inferior y facilitar la transformación ascendente). Cuando la traducción egoica presente comienza a desprenderse, el individuo se halla expuesto en primer lugar al inconsciente sublimal sumergente (el inconsciente sumergente no reprimido en general), que incluye, entre otras cosas, «innumerables aspectos desapercibidos de las experiencias, adoptados por la costumbre, el condicionamiento, o las exigencias de la situación». Toda clase de recuerdos aparece en la superficie: recuerdos filtrados, recuerdos insignificantes y recuerdos no reprimidos, si no son simplemente olvidados o preconscientes. Uno puede pasar meses «en el cine» observando lo sublimal sumergente que reaparece en el concienciamiento y se exhibe ante el ojo interno.
Sin embargo, con el progreso de la meditación se socavan lentamente los aspectos más resistentes de la traducción egoica y se desmantela su exclusividad. Es decir, se rompe el vínculo entre el inconsciente encastrado y su identificación inconsciente como objeto del concienciamiento, o por lo menos deja de dominarlo. Washburn afirma que la inmovilización psíquica (el paro de la traducción egoica) «lleva al concienciamiento operaciones psíquicas inconscientes entorpeciendo su funcionamiento normal», de modo que «uno puede comenzar a mirarlas, en lugar de mirar, como había sido el caso hasta entonces, a través de ellas». Creo que éste es un punto importante, pero yo agregaría que es aplicable básicamente al inconsciente encastrado, ya que, por ejemplo, no llevamos al inconsciente causal emergente al concienciamiento «entorpeciéndolo», sino permitiendo en primer lugar que emerja, al igual que no llevamos las matemáticas al concienciamiento por medio del entorpecimiento, sino comenzando por aprenderlas.
En todo caso, el inconsciente encastrado, al verse «entorpecido», comienza a desatarse de su anclaje habitual. Ahora bien, recordemos que las traducciones del inconsciente encastrado, en un nivel dado del autosistema, eran represoras sin ser reprimidas. Naturalmente, al relajarse el represor, lo reprimido tiende a emerger. Es decir, que el inconsciente sumergente reprimido tiende ahora a flotar —o a veces irrumpir— en el concienciamiento. El individuo se enfrenta a su sombra (y en ocasiones a las fantasías primarias o arcaicas del inconsciente arcaico). Un individuo puede pasar meses o incluso años luchando con su sombra y éste es un caso en el que la terapia ortodoxa puede ciertamente complementar la meditación. (A propósito, obsérvese que lo que se libera en esta situación es el inconsciente sumergente reprimido y no necesariamente el inconsciente emergente sutil o causal, a no ser que éstos se hallen en el inconsciente emergente reprimido, oculto por las mismas defensas que oprimen la sombra. Esto es sin duda posible, e incluso hasta cierto punto probable, aunque en general las defensas que operan contra la sombra reprimida y las que lo hacen contra un dios emergente son de distinta naturaleza.)
Lo que ha ocurrido hasta esta etapa de la meditación es que el individuo —gracias a la disolución de la traducción egoica y del inconsciente encastrado— ha «revivido» su vida hasta entonces. Se ha abierto a todos los traumas, fijaciones, complejos, imágenes y sombras de todos los niveles anteriores de su conciencia que han emergido en su vida (el pieromático, el urobórico, el tifónico, el verbal y el egoico mental). Todo está, en cierto sentido, expuesto a examen, en particular los «aspectos dolorosos», como las fijaciones y represiones propias de los cinco primeros pisos de su existencia. Hasta este momento de la meditación ha visto el pasado y puede que el pasado de la humanidad. En adelante ve el futuro propio, así como el de la humanidad.
A propósito, Washburn ha sugerido que sólo la meditación receptiva conduce directa e inmediatamente al inconsciente, mientras que la meditación absorbente «está tan absorta en su objetivo que todo lo demás, incluidos los mensajes del inconsciente, es inaccesible a la conciencia; y debido a ello, la confrontación con el inconsciente sólo puede tener lugar después de desechar el objetivo, o cuando la práctica ha concluido»? Una vez más, creo que está en lo cierto, aunque esto sólo sea aplicable a ciertos aspectos del inconsciente en desarrollo, especialmente el arcaico, el sumergente y el encastrado. Mientras la práctica concentrativa esté en plena actividad, ninguno de dichos aspectos del inconsciente logrará «inmiscuirse». Sin embargo, esto no afecta, por ejemplo, al inconsciente sutil emergente, porque en el estado de absorción propio del yidam, mantra o nada, uno está directamente en contacto con dicho estado anteriormente inconsciente. Aunque uno no lo reconozca como objeto, que es lo que ocurre, sigue abierto intuitivamente a lo sutil como tal. El camino de la concentración ha revelado este aspecto sutil del inconsciente emergente de un modo perfectamente directo e inmediato, durante el transcurso de la propia meditación.
Sin embargo, absorbido lo sutil, la verdad es que ningún otro objeto tiende a aparecer en el concienciamiento, incluida, por ejemplo, la sombra. No obstante, la meditación sutil ayuda realmente a romper la traducción egoica, de modo que cuando cesa la absorción sutil uno está ciertamente abierto al influjo de la sombra, tal como lo describe Washburn. Evidentemente, con la meditación repetitiva uno se abre a lo que aparezca cuando aparezca, lo que le permite «ver» la sombra en aquel mismo momento, cuando ésta deja de estar reprimida. Asi pues, en mi opinión, lo que dice Washburn es realmente aplicable a la sombra, pero no al inconsciente emergente.
Cuando lo sutil emerge en el concienciamiento desde el campo inconsciente, aparecen varias visiones arquetípicas superiores, sonidos e iluminaciones. No es necesario que repita ahora la descripción que ya he ofrecido del reino sutil. El caso es que van emergiendo traducciones cada vez más sutiles, que acaban por ser desestimadas y tiene lugar una transformación a traducciones nuevas y más sutiles. Esto no es más que desarrollo en el reino sutil. Una de las formas de describirlo es como sigue:
Son los impulsos más fuertes los primeros en verse afectados y cuando éstos empalidecen, el mediador comienza a discernir los más sutiles, al igual que con la puesta del sol aparecen las estrellas. Sin embargo, esos impulsos sutiles también van menguando, permitiendo la distinción de otros todavía más sutiles. Es interesante constatar que éste no es un proceso perfectamente continuo, ya que durante la meditación se dan interludios de auténtico silencio, durante los cuales uno cruza, al parecer, una especie de «membrana» psíquica que separa el nivel presente del próximo y más sutil. Salvada dicha valla, se resume la actividad psicomental...; pero su carácter es mucho más refinado y dilatado.
Las «membranas» son simplemente los procesos de traducción de cada nivel, que impiden la penetración de los demás niveles, separándolos del presente; el hecho de «salvar dicha valla» es simplemente una transformación a una traducción superior, más sutil y «más dilatada». «El nuevo umbral (la nueva traducción) que se establece entonces puede ser a su vez reducido (transformado) continuando con la meditación, y así sucesivamente. En cada caso, una nueva gama de objetos sutiles de baja intensidad se hace accesible a la percepción interna del mediador.»
A pesar de que estos sonidos e iluminaciones son el objetivo de los Sambhogakayas, desde el punto de vista de los Dharmakayas no son más que makyo (producciones inferiores). Así pues, si prosigue la meditación hacia el reino causal, todos los objetos anteriores, tanto sutiles como ordinarios, quedan reducidos a gestos de la Conciencia como tal, hasta que incluso el Testimonio o Esencia del reino causal irrumpa en la Gran Muerte del Vacío y tenga lugar la resurrección del estado incomparable pero único obvio del sahaj. Esto se denomina anuttara samkay sambodhi. Éste es el fin de los recursos. En esta transformación final dejan de tener lugar en todas partes las traducciones exclusivas, porque el traductor ha muerto. El espejo y su reflejo son una y la misma cosa.
Y así procede la meditación, que es simplemente un desarrollo superior, una evolución superior; una transformación de unidad en unidad, hasta que sólo existe la simple Unidad, en cuyo momento Brahma, en un alarde imperceptible de reconocimiento y último recuerdo, sonríe para sí en silencio, cierra los ojos, respira profundamente y se proyecta hacia el exterior por enésima vez, perdiéndose en sus propias manifestaciones para deporte y juego de todo lo que existe. Entonces prosigue la evolución, transformación tras transformación, recordando más y más, hasta que todas y cada una de las almas recuerden a Buda, como Buda, en Buda, en cuyo momento no hay Buda ni alma. Y ésa es la transformación final. Cuando el maestro del Zen Fa‑ch'ang agonizaba, una ardilla rechinaba en el tejado y dijo: «Esto es todo y nada más».

Ken Wilber

miércoles, 18 de agosto de 2010

Todo tiene su Tiempo


Dice el libro del Eclesiastés que todo tiene su tiempo, y que todo cuanto nace bajo el sol su momento. Y siento que una etapa de mi vida ha llegado a su fin, y que estoy en otra nueva que apenas estoy vislumbrando, una en la que mi propio yo será diferente, donde el proyecto Atman se actualizará una vez más mientras no logre vislumbrar a Brahma, hasta llegar al final del camino de la remembranza.

Hay un tiempo para todo y un tiempo para cada cosa bajo el sol:

Un tiempo para nacer y un tiempo para morir,
un tiempo para plantar y un tiempo para arrancar lo plantado;
un tiempo para matar y un tiempo para curar,
un tiempo para demoler y un tiempo para edificar;
un tiempo para llorar y un tiempo para reir,
un tiempo para lamentarse y un tiempo para bailar;
un tiempo para arrojar piedras y un tiempo para recogerlas,
un tiempo para abrazarse y un tiempo para separarse;
un tiempo para buscar y un tiempo para perder,
un tiempo para guardar y un tiempo para tirar;
un tiempo para rasgar y un tiempo para coser,
un tiempo para callar y un tiempo para hablar;
un tiempo para amar y un tiempo para odiar,
un tiempo de guerra y un tiempo de paz.
Eclesiastes 3, 1-8

Pongámosle una vela a la eternidad.

Por Pablo Nebreda

jueves, 12 de agosto de 2010

Yoga Iyengar - "El Yoga de la Perfección"


















La práctica del Iyengar Yoga en Occidente comenzó en los años 60 gracias al maestro B.K.S. Iyengar que, en la actualidad, sigue enseñando en Pune (India) Esta rama del Yoga se caracteriza por la precisión en la adopción de las posturas. Los ajustes sutiles y meticulosos que se realizan en la alineación corporal permiten conseguir el equilibrio con menos esfuerzo muscular y más estabilidad.
De acuerdo con el Iyengar Yoga "debes observar y corregir la postura del cuerpo con la ayuda de los millones de ojos que tienes en forma de células". Hay una observación simultánea y constante de todos los movimientos y detalles técnicos que componen una postura o un ejercicio respiratorio, pero al mismo tiempo se mantiene la pasividad completa del cerebro y de sus órganos de expresión (fundamentalmente ojos y oídos), y el control de la respiración.
la precisión técnica del Iyengar Yoga implica en la ejecución:

  • Un correcto posicionamiento del cuerpo, con intensidad de acción (garantía de salud)
  • Una actitud de observación permanente de dicha acción, con intensidad de percepción (implicación mental aguda).
  • Relajación de los nervios, aun en la acción y percepción intensas (calma e introversión de los órganos de los sentidos).


El Iyengar Terapéutico

La rama Iyengar también considera el Yoga como un recurso terapéutico e integra en su práctica los diferentes aspectos de la existencia (física, emocional, mental y espiritual) Existen series de posturas beneficiosas para diferentes trastornos o enfermedades como dolor de espalda, insomnio, hipertensión arterial, ansiedad, hipertiroidismo, etc. "El sisya (discípulo) debe poseer, por encima de todo, tesoro, moderación y humildad. El amor engendra valor, la moderación crea abundancia y la humildad genera poder. Valor sin amor es brutalidad. Abundancia sin moderación conduce a la excesiva autoindulgencia y a la degeneración. El poder sin humildad da origen a la arrogancia y la tiranía. El auténtico sisya aprende de su gurú (maestro) un poder que ya no le abandonará nunca más, pues está regresando al Uno Original, a la Fuente de su Ser" (Yoga cien por cien, Editorial Miguel Arimany).

Las ayudas en el Yoga Iyengar

En las clases de Iyengar se utilizan "props" (elementos y apoyos) para hacer más accesibles las asanas. Las cuerdas, cinturones, cojines, mantas, almohadillas de espuma, bloques de madera y sillas proporcionan soporte al alumno para que respire con total libertad en la postura. Entonces se recomienda que "el cuerpo sea el hacedor, y el cerebro el observador".
Los beneficios terapéuticos de las "props" son:

  • Flexibilizan la columna permitiendo superar su rigidez.
  • Previenen las lesiones de las cervicales en las posturas invertidas.
  • Alivian los dolores crónicos de columna, musculares, articulares, de tendones, etcétera.
  • Cada alumno puede llegar a su límite personal de máxima extensión de los músculos y articulaciones comprometidos en cada asana.
  • Sirven para el precalentamiento corporal.
  • Ayudan a permanecer en la postura durante un tiempo más prolongado.
  • Son muy recomendables para los practicantes con necesidades especiales, lesionados o con limitaciones estructurales, para que puedan experimentar la postura con total seguridad.

Algunos de las ayudas empleadas en el Yoga Iyengar son:

  • Backbending Bench o Banco Delfín: alivia los dolores crónicos de espalda y también es efectivo para la escoliosis. Expande el pecho y la zona lumbar. Es muy útil para el estiramiento de los hombros.
  • Bolsters: almohadones que se utilizan como apoyo o sostén para facilitar la práctica.
    Silla: es una gran ayuda para realizar torsiones, posturas de pie, flexiones hacia atrás y hacia delante. Permite estar en posiciones invertidas como Sarvangasana (la vela) o Halasana (el arado) durante más tiempo, generando un mayor estímulo de las glándulas tiroides y paratiroides.
  • Forward Bender: favorece la extensión de la columna hacia delante, haciendo que los dos lados se estiren de forma simétrica.
  • Sticky Mats (alfombras de goma): es la superficie ideal para practicar Yoga puesto que, al ser de goma, impide el deslizamiento de manos y pies, y permite un mayor control del cuerpo durante las asanas.
  • Sogas: se utilizan para entrar en calor, elongar, tonificar, doblar la espalda hacia delante o hacia atrás, etc.
  • Columpio de inversión: es un complemento que permite colgarse boca abajo, lo que descomprime las vértebras, favorece el retorno sanguíneo al corazón, oxigena el cerebro y previene el envejecimiento prematuro.
  • Ladrillos de madera: elevan diferentes partes del cuerpo para poder realizar las asanas de una manera más efectiva y segura.

El creador del Yoga Iyengar

Bellur Krishnamachar Sundararaja Iyengar nació el 14 de diciembre de 1918. Su padre, Sri Krishnamachar, era maestro de escuela. Sundararaja fue un niño que no gozó de buena salud durante su infancia. De constitución débil sufrió malaria, tifus y tuberculosis. A los 16 años comenzó a practicar Yoga con el marido de su hermana mayor, Sri T. Krishnamacharya, al que se reconoce como el gran maestro de maestros del siglo XX. También fueron discípulos de Krishnamacharya Pathabhi Jois (creador del Ashtanga Yoga) y Desikachar (uno de sus hijos)
Un encuentro casual con el maestro de violín Yehudi Menuhin, en 1952, fue decisivo para que Iyengar comenzara a enseñar Yoga en Occidente. En 1955 Iyengar hizo una demostración de Yoga ante Nikita Khrushchev. Su libro Light on Yoga ("Luz sobre el Yoga") se publicó por primera vez en 1966. Le siguieron, en 1981, Light on Pranayama y, en 1993, Light on the Yoga Sutras of Patanjali.
A pesar de su avanzada edad, el maestro Iyengar continúa enseñando periódicamente, guiando a sus alumnos y a sus alumnos-profesores en clases masivas que dirige en diferentes lugares del mundo y también en el Ramamani Iyengar Memorial Yoga Institute, en Pune (India), junto a sus hijos Gesta y Prashant. En 1996 se fundó la Asociación Española de Yoga Iyengar, la única en nuestro país reconocida por B.K.S. Iyengar. En 1998, cuando cumplió 80 años, dio un curso a ochocientos alumnos durante una semana. Y en el 2000, dirigió un curso especial para profesores especialistas de Yoga Iyengar de casi cuarenta países.

Daya Kaur

Periodista, profesora de Yoga, creadora del programa YogayMovimiento®, instructora de Pilates y formadora de la Federación Madrileña de Gimnasia.

viernes, 6 de agosto de 2010

El Silencio Habla


Cuando pierdes contacto con la quietud interior, pierdes contacto contigo mismo. Cuando pierdes contacto contigo mismo, te pierdes en el mundo.Tu sentido más interno de ti mismo, tu sentido de quién eres, es inseparable de la quietud. Ése es el Yo Soy que es más profundo que el nombre y la forma.La quietud es tu naturaleza esencial. ¿Qué es la quietud? El espacio interno o conciencia en el que las palabras de esta página son percibidas y se convierten en pensamientos. Sin esa conciencia, no habría percepción, ni pensamientos, ni mundo. Tú eres esa conciencia, disfrazada de persona.El equivalente del ruido externo es el ruido interno del pensamiento. El equivalente del silencio externo es la quietud interna. Cuando quiera que haya silencio a tu alrededor, escúchalo. Esto significa que, simplemente, has de darte cuenta de él. Préstale atención. Escuchar el silencio despierta la dimensión de quietud dentro de ti, porque sólo la quietud te permite ser consciente del silencio. Observa que en el momento de darte cuenta del silencio que te rodea, no estás pensando. Eres consciente, pero no piensas. Cuando te das cuenta del silencio, se produce inmediatamente ese estado de serena alerta interna. Estás presente. Has salido de miles de años de condicionamiento colectivo humano. Mira un árbol, una flor, una planta. Deja que tu conciencia descanse en ellos. ¡Qué quietud manifiestan, qué profundamente enraizados están en el Ser! Permite que la naturaleza te enseñe la quietud. Cuando miras un árbol y percibes su quietud, tú mismo te aquietas. Conectas con él a un nivel muy profundo. Te sientes unido a cualquier cosa que percibes en y a través de la quietud. Sentir tu unidad de ti mismo con todas las cosas es verdadero amor. El silencio ayuda, pero no es necesario para hallar la quietud. Aunque haya ruido, puedes sintonizar con la quietud subyacente, el espacio en el que surge el ruido. Ese es el espacio interno de pura conciencia, la conciencia misma. Puedes darte cuenta de que la conciencia es el trasfondo de todas tus percepciones sensoriales, de toda tu actividad mental. Siendo consciente de la conciencia surge la quietud interna. Cualquier ruido molesto puede ser tan útil como el silencio. ¿Cómo? Abandonando tu resistencia interna al ruido y permitiendo que sea como es; esa aceptación también te lleva al reino de paz interna que es quietud. Cuando aceptas profundamente este momento tal como es --tome la forma que tome--, estás sereno, estás en paz. Presta atención a la pausa: la pausa entre dos pensamientos, al breve y silencioso espacio entre las palabras de una conversación, entre las notas de un piano o de una flauta, o al breve descanso entre la inspiración y la espiración. Cuando prestas atención a esas pausas, la conciencia de «algo» se convierte simplemente en conciencia. Surge de dentro de ti la dimensión informe de pura conciencia y reemplaza la identificación con la forma. La verdadera inteligencia actúa silenciosamente. Es en la quietud donde encontramos la creatividad y la solución a los problemas. ¿Es la quietud tan sólo ausencia de ruido y contenido? No; es la inteligencia misma: la conciencia subyacente de la que nace toda forma. ¿Y cómo podría eso estar separado de quien tú eres? De allí salió la forma que crees ser, y lo que la sustenta. Es la esencia de todas las galaxias y de las hojas de hierba; de todas las flores, árboles, pájaros, y de todas las demás formas.La quietud es la única cosa de este mundo que no tiene forma. Pero en realidad no es una cosa, y tampoco es de este mundo. Cuando miras un árbol o un ser humano desde la quietud, ¿quién está mirando? Algo más profundo que la persona. La conciencia está mirando a su creación. En la Biblia se dice que Dios creó el mundo y vio que era bueno. Eso es lo que ves cuando miras sin pensamiento, desde la quietud. ¿Necesitas más conocimiento? ¿Crees que más información, u ordenadores más rápidos, o más análisis científicos e intelectuales van a salvar al mundo? ¿No es sabiduría lo que más necesita la humanidad en estos momentos? Pero ¿qué es la sabiduría? ¿Dónde se encuentra? La sabiduría viene cuando uno es capaz de aquietarse. Sólo mira, sólo escucha. No hace falta nada más. Aquietarse, mirar y escuchar activa la inteligencia no conceptual que anida dentro de ti. Deja que la quietud dirija tuspalabras y tus acciones.


El Silencio Habla
Título Original: "Stillness Speaks"
2003, Eckhart Tolle

domingo, 1 de agosto de 2010

Visión Túnel


Osho dice:
"Si te has acostumbrado a pasar por una puerta, creas una especie de visión túnel: no puedes ver ninguna otra puerta. Sólo ves esa puerta, te vuelves inconsciente de las otras. Y cuando ésa puerta única se cierra entras en pánico a causa de tu visión túnel. El hombre que se está buscando a sí mismo tiene que aprender a abandonar la visión túnel, tiene que aprender a permanecer alerta y disponible a todas las posibilidades.
Si una puerta se cierra, diez puertas se abren inmediatamente para ti. Ésta no es una declaración filosófica, es simplemente un hecho. Pero tú sólo miras a través de tu pasado. Estás tan obsesionado por el pasado que no puedes ver que se están abriendo otras puertas. Ni siquiera puedes creer que hay otras puertas. Sólo conoces una puerta y esta se ha vuelto familiar para ti, te has habituado a ella.Ahora se cierra, y hay gran dolor, gran miedo y gran agonía. La agonía no está ocurriendo porque la puerta está cerrada, la agonía está ocurriendo porque tú tienes visión túnel. Permite que tus ojos sean un poco más amplios.
Las puertas viejas tienen que cerrarse, de no ser así, ¿cómo crecerás y ascenderás? Si sigues pasando siempre por la misma puerta, entonces no es posible la transformación. Las puertas deberán cerrarse para que te veas forzado a moverte desde un nuevo ángulo hacia una nueva dimensión.Es asi que cuando una puerta se cierra otras diez deben haberse abierto ... entonces abandonando tu visión túnel empieza a mirar alrededor buscando las puertas que deben haberse abierto ... y esa es la única medicina ante el miedo. Eso es confianza .... confianza en la vida".


Unión Mística ( Ediciones Luz de Luna)

miércoles, 28 de julio de 2010

Ra Ma Da Sa



Ra = Sol

Ma = Luna

Da = Tierra

Sa = Infinidad Personal

Sa Say = Infinidad Total

So = Sentido de unión e infinidad

Hum = La infinidad vibrante

Hábitos Occidentales






La exigencia, arraigada como un hábito entre los occidentales, muchas veces amenaza nuestra integridad durante la práctica que, suponiéndose intensa, correctiva y relajante, logra el efecto opuesto lesionándonos, excitando nuestro sistema nervioso y dejándonos aún más desconectados. A continuación, una síntesis de un artículo del Yoga Journal escrito por Bo Forbes, profesora y psicóloga.



Como transformar hábitos negativos

Muchas veces durante las clases, los profesores observamos entre el grupo de alumnos a aquellos que intentan cada ásana al extremo, que completamente disociados, traccionan más y más haciendo oídos sordos a las correcciones y ajustes: sólo la lesión o el cansancio profundo del sistema nervioso los hará tomar conciencia del daño potencial de instalarse en estos ciclos destructivos.
Mientras tanto, la posibilidad de contacto se aleja más y más: tranquilizarse y habitar la práctica de un modo más relajado quizás sean las claves para lograr mayor sensibilidad, conciencia y crecimiento.
Como psicóloga, soy consciente de que el comportamiento repetitivo que los alumnos exhiben durante la clase se originó hace mucho tiempo atrás: la clase es el lugar donde podemos ser testigos de nuestros hábitos más arraigados. Según la filosofía del Yoga, nacemos con una herencia kármica de modelos emocionales y mentales -los samskaras –alrededor de los cuales giramos una y otra vez durante nuestras vidas.
La palabra samskara deriva del sánscrito (sam: completo o unido y kara: acción, causa o
hacer). Además de ser modelos generalizados, los samskaras son impresiones, ideas o acciones individuales; tomadas en conjunto, nuestros samskaras forman nuestro condicionamiento. Repetir samskaras los refuerza, creando una rutina difícil de resistir o romper. Los samskaras pueden ser positivos – imaginen la acción desinteresada de la Madre Teresa; y pueden ser negativos, como en los modelos mentales auto-lacerantes que fundamentan la baja auto-estima y las relaciones auto-destructivas. Los samskaras negativos son los que inhiben nuestra evolución positiva.
El samskara es universal y es uno de los elementos que definen la condición humana.
Debemos admitir que somos criaturas de hábito y que los lugares físico, emocional y mental hacia los cuales tendemos son las bien conocidas galaxias de los samskaras negativos. Sin embargo, el Yoga Sutra (II.16) establece, “Heyam duhkham anagatam”, o “Se debe evitar el dolor futuro”. Suena simple pero, cómo podemos hacerlo?
El yoga (que genera introspección a través del cuerpo físico) y la psicología (que examina lo emocional) usados en conjunto pueden ser muy efectivos en la batalla contra los samskaras negativos. Entretejiendo estas dos filosofías sanadoras he logrado construir esta guía que especifica siete pasos para transformar samskaras.

Paso Uno: Sankalpa (Intención)

La modificación de los samskaras no es un proceso accidental. En la lucha por crear samskaras saludables el sankalpa es lo que Joseph Campbell denominó “llamado al despertar”. El sankalpa une nuestra mente con nuestras partes más profundas a las que nos es tan difícil acceder. El uso consciente del sankalpa es una forma precisa de comunicar aquello que deseamos a nuestros cuerpos emocional y espiritual.
Al principio de la práctica podemos proponernos un sankalpa (no violencia, conciencia de al respiración, o algo más personal). Cualquiera sea la forma que tome esta intención, establecerla concientemente antes de comenzar la práctica galvaniza nuestros recursos internos y los alinea con la energía de cambio. El sankalpa actúa como un sutra o “hilo” que hilamos durante la práctica y más allá de la misma. Pero, necesitamos más vapor para movernos…

Paso Dos: Tapas (Intensidad)

El vapor lo provee tapas (intensidad, perseverancia, calor). Tapas es la intensidad que enciende nuestro proceso psicológico y nos ayuda a sostener la disciplina requerida para el cambio. El caer en viejos hábitos, por más insalubres que sean, puede percibirse como alivio a corto plazo. Pero cada vez que intentamos evitar la repetición de un samskara particular, esa acción retiene una energía concentrada en nuestro interior. Esa energía ventila la llama de la conciencia despertando nuestra sabiduría interior. La intensidad por sí sola, sin embargo, puede ser una forma de samskara negativo; entonces, es importante atemperar tapas con inteligencia.
Creamos tapas al comprometernos con el trabajo cotidiano de nuestra práctica de samskara; este tipo de trabajo puede variar desde la práctica de ásanas, meditación, etc. También generamos tapas absteniéndonos de pensamientos, emociones y comportamientos negativos: esto incluye ser conscientes de nuestros samskaras y de evitar su atracción. Pero una vez que combinamos la intención con tapas, ¿cómo logramos evitar repetir las respuestas veloces que activan los viejos samskaras?

Paso Tres: Shani (Lentitud)

Los samskaras son instintivos y pueden ser activados repentinamente. Pero si reaccionamos impulsivamente sólo los fortificamos, haciéndolos más irresistibles; como los atletas observan videos en cámara lenta para detectar movimientos y mejorar el rendimiento, shani (lentitud) puede alargar el intervalo entre el impulso y la acción, lo cual permite una mayor reflexión y nos ayuda a detectar si las acciones provienen de viejos samskaras. En Adho Mukha Svanasana, por ejemplo, si somos flexibles en los hombros y espalda pero más rígidos en las caderas y piernas, instintivamente tenderemos a explotar esa flexibilidad y empujar al máximo los hombros, la espalda y las costillas, dejando la parte baja del cuerpo dormida. Trabajando con mayor lentitud y sosteniendo la postura por más tiempo nos permitirá tomar conciencia de ese modelo de movimiento. Entonces podremos levantar los hombros para despertar la región baja y explorar qué está pasando en esa zona. Al principio encontraremos rigidez o resistencia: las sensaciones desagradables a menudo nos conducen a mucho material. Podemos conocer nuestros modelos de movimiento, nuestras emociones o recuerdos atrapados en nuestras zonas rígidas. ¡Imaginen todo lo que podríamos aprender llevando esta actitud reflexiva a la vida cotidiana!
Cuando lentificamos nuestros movimientos comenzamos a intuir dónde el cambio es más auténtico, comenzamos a llevar la mirada hacia adentro.

Paso Cuatro: Vidya (Conciencia)

Vidya (conciencia o ver claramente) es aquello que entrena a nuestros sentidos en los mundos paralelos de la anatomía, la psicología y el espíritu. Es donde enraízan los samskaras. Como un láser, ilumina estos mundos, ya sean hechos de tejido, aponeurosis y fluido o de pensamiento, emoción e impulso. Vidya nos permite reconocer nuestros pensamientos, comportamientos y movimientos como samskara. Provoca nuestra habilidad para cuestionarnos inteligentemente. De “¿Porqué me está pasando esto a mí?”evolucionamos a preguntas más profundas como “¿qué tiene para decirme este modelo?” Sin embargo, el conocimiento intelectual no viaja más allá de la mente y casi nunca se traduce en cambio. Como el cuerpo aloja nuestra inteligencia emocional, es posible que no asimile ese conocimiento. El Yoga actúa a través del cuerpo, llevando vidya a niveles aún más profundos. A través del yoga, integramos y experimentamos desde el cuerpo y la emoción lo que intelectualmente sabemos que es verdadero.
Aún, la introspección no es suficiente para liberarnos de viejos samskaras. En general hay un momento en que estamos listos para el cambio e igualmente nos encontramos cautivos de una fuerza invisible. ¿Qué es esa fuerza invisible? ¿Por qué nos paraliza cuando estamos por avanzar?

Paso Cinco: Abhaya (valentía)

Parte del señuelo de los samskaras viejos es la creencia de que “más vale malo conocido que bueno por conocer”: tendemos a preferir lo familiar a lo desconocido. El samskara es atractivo de por sí: como un mago nos hipnotiza con repeticiones interminables de un modelo mientras esconde sordamente los miedos, necesidades y creencias que yacen detrás de él.
Para cambiar samskara se requiere de valentía. El coraje nos ayuda a enfrentar lo desconocido. Cuando terminamos una relación destructiva, por ejemplo, podemos estar preocupados por encontrar a otra persona. Pero al mismo tiempo, sin la distracción de la relación, enfrentamos temas más profundos como el sentimiento de vergüenza o desvalorización que nos puede haber llevado a esa relación. A través de Abhaya, aprendemos a tolerar las sensaciones desagradables, como el dolor, dejándolas pasar sin recurrir a la comodidad de los viejos samskaras.

Paso Seis: Darshana (visión)

Una vez examinadas las raíces de nuestros modelos, debemos finalmente crear un nuevo samskara. Para ello necesitamos visualizarlo. Aquí es donde darshana (visión) entra en juego. Cuando visualizamos un nuevo modelo, debemos darle más fuerza vital que al anterior. Necesitamos convencernos de que es real. Utilizamos nuestros sentidos y emociones para crearlo: ¿cómo se ve?, ¿cómo huele?, ¿cómo se siente? Cuanto más lo visualicemos (y experimentemos) más real y predominante se vuelve.
Haciendo lugar dentro del cuerpo durante la clase de yoga, generamos libertad en la mente; esta libertad puede generar nuestra creatividad, ayudándonos a encontrar una elección ilimitada de modelos más saludables. A menudo durante Savasana sugiero a mis alumnos que creen el recuerdo de libertad y espacio en los lugares (físico, emocional o mental) donde antes había tensión. Este recuerdo será el origen de la transformación.

Paso Siete: Abhyasa (Práctica)

Cuando comenzamos a utilizar un nuevo modelo, o en tiempos de stress, la atracción de los viejos modelos es más fuerte. Abhyasa (práctica) nos ayuda a hacer que nuestro nuevo samskara sea más poderoso que el viejo; cuanto más lo reforcemos más fuerte se hará. Para evitar esa atracción, debemos comprender los disparadores de nuestro retroceso y retornar a nuestra práctica. Es un buen momento para preguntarnos “¿cómo podría ser mi práctica más reflexiva?”, “¿qué elemento debería trabajar?” “¿qué es lo que me lleva a desbarrancarme?”
Como en las cuentas de un mala, cada modelo nuevo de samskara se construye sobre el anterior. Estos elementos en conjunto, como todo el mala, se convierten en un instrumento para la práctica espiritual.

Hacia Nuevos Territorios
Todo modelo, incluyendo un samskara, representa un orden. Cuando dejamos un modelo viejo atrás, entramos en un espacio liminal – un bardo en términos tibetanos. Como el espacio entre una exhalación y la siguiente inhalación, este lugar está repleto de posibilidades ilimitadas para nuevas elecciones.
Este espacio intermedio puede ser perturbador. Generalmente resistimos nuevos modelos por el miedo a perder la identidad que construimos con tanta dedicación. Y es cierto que cuando cambiamos viejos modelos, atravesamos un renacimiento que se dirige a una nueva encarnación, a una versión más evolucionada del ser. Entonces, al mejorar nuestro samskara nos acercamos a nuestra verdadera naturaleza, que es el objetivo del yoga. Samskara también se define como un proceso de perfeccionamiento. Modificar samskara, entonces es un proceso de limpieza mediante el cual descartamos los modelos negativos para iluminar la pureza del alma. Como alquimistas en nuestra propia transformación, estamos constantemente refinando y dirigiendo nuestro samskara a diseños más saludables. La buena noticia es que la habilidad para cambiar nuestros modelos, una vez plantadas las semillas, se auto-genera, auto-renueva y auto-abastece. Cuando somos lo suficientemente pacientes como para facilitar el proceso orgánico del samskara, honrando su sonido interior y su ritmo lento, el cambio simplemente fluye. Y es un regocijo probar, en su forma natural, la recompensa de todo este trabajo: saborear la dulzura del logro.


Traducido y adaptado por Sonia Khoury Biraben