Las calles llenas de gente, luces preciosas, encuentros con amigos y familiares, regalos, comidas especiales, y para el que quiera, una festividad cristiana. Lo cierto es que cualquier momento es bueno para divertirse y disfrutar, ¿o no? Hay gente que lejos de implicarse en las situaciones, en lugar de sacarles jugo, prefieren perder ese tiempo y poner malas caras, estar a disgusto, amodorrarse, bostezar y quejarse. Claro, a ellos no les vamos a pedir que disfruten de la Navidad, ni de ninguna otra cosa, son actitudes ante la vida.
No son pocos a los que no les gusta la Navidad, ni tampoco son pocos los que se deprimen en estas fechas. ¿Existe la depresión Navideña? La depresión, o las crisis, no son una cuestión tan sencilla, ni vinculada a la Navidad, no es una cuestión de fechas, ni de la edad, ni de estaciones.
La depresión está más bien relacionada con la ideología que nos sostiene, las experiencias que se han vivido, o la forma en la que se vive la vida. Quizá lo de la depresión navideña sea una verdad a medias, porque mucha gente espera a final de año para hacer balance y se da cuenta de que un año más está igual, que no ha conseguido lo que quería, que sigue sola, que otras personas que ya no están. Pero generalmente quienes que tienen depresión en Navidad, si se paran a pensar y se investigan un poco, posiblemente son personas con tendencia a la depresión o personas que en otros periodos de su vida han estado deprimidas, porque como estamos viendo, la Navidad no trae con ella la tristeza; la tristeza la pone la persona.
Que esto le pase a muchas personas no es ninguna justificación para que les sigua pasando. Darse cuenta de las cosas, o de que nuestra vida no se corresponde con nuestros ideales, no es un motivo para deprimirse, sino una oportunidad para seguir creciendo y vivir la vida de otra manera.
No es obligatorio tener crisis en ningún momento ni a ninguna edad, pero el que las tiene, las puede utilizar para crecer y no para quedarse paralizado. Aún estás a tiempo de ocuparte de cómo quieres vivir estas fiestas y ponerte a construirlas desde ya.
De todas formas, no debemos llevarnos a engaños, al igual que la Navidad no trae depresión, tampoco trae amor, paz y felicidad. O más bien estas fechas son así para el que tenga ese estado de ánimo todo el año. No son días mágicos en lo que todo cambia, sino que son una continuación de lo que viene siendo nuestra vida. Si usted es de los que no soporta la cena del 24 con su familia, seguramente es que no soporta otras cenas con su familia. Si usted es de los que se lleva mal con su suegra no espere que el 24 se obre un milagro.
Sin duda estamos ante una ocasión más para disfrutar, cada uno con lo que se permita.
Felices fiestas y diviértanse con aquello que les guste.
Genoveva Navarro
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