En esta postura, es maravilloso ver la conexión de las plantas de los pies con el aire, la apertura de los centros nerviosos, captando la información que viene de "arriba".
Como en cualquier postura invertida, poner la cabeza en el lugar de los pies, trae como consecuencia dos grandes efectos: primero poder ver la realidad con otra óptica y segundo la cabeza se pone en la dirección deseada, pensando que los pies son los que nos llevan a destino. Viéndolo desde el zodíaco, la cabeza está regida por Aries y los pies por Piscis, entonces dar vuelta el Zodíaco es ponerse en marcha, y darle el fuego (la acción) a la vida. En la postura luchamos todo el tiempo contra la gravedad, buscamos vencerla como la llama de una vela que asciende y asciende todo el tiempo. Esa llama nos eleva, nos hace más sutiles, nos conecta con lo superior.
Según el Maestro Iyengar, Sarvangasana es conocida como la reina de las posturas, una extraordinaria joya que proporciona un efecto global en el cuerpo del practicante así como en su mente. Por ello cuanto más tiempo se puedan mantener estas asanas mayores son sus beneficios y las variaciones ayudan a mantener más tiempo la base de la postura.
A nivel nervioso combate el estrés, la irritabilidad, el agotamiento nervioso y el insomnio, obteniendo una mayor vitalidad y seguridad en uno mismo. También mejora la hipertensión además de favorecer el flujo de sangre al corazón y su oxigenación. Las glándulas tiroides y paratiroides se benefician de un mayor riego sanguíneo debido a la posición invertida favoreciendo y mejorando su funcionamiento. Si la práctica es regular permite mejorar trastornos del sistema respiratorio como el asma, tos, refriados, bronquitis y garganta. Igualmente ayudan a solucionar trastornos intestinales.
Con la ayuda de elementos, es muy accesible casi a cualquier persona, en alguna de sus variantes.
Namasté,
JMF
