"The decision to relax rather than to grip even in the face of impatience or fear is a conscious and brave choice" B.K.S. Iyengar

domingo, 18 de agosto de 2013

Cuando solo nos queda confiar

Todos los que de alguna manera hemos decidido de forma más o menos consciente ingresar en alguna disciplina o camino de autoconocimiento y evolución espiritual, caemos en algún momento en la ansiedad del resultado express. Es claro que el propio camino se encarga de mostrarnos que los pasos son consecutivos, son continuos y una vez iniciado el trayecto es imposible abandonarlo. Una vez abierta la puerta y visto lo que hay del otro lado, no se puede hacer de cuenta que no y no queda otra que hacerse cargo.
Contamos con una serie de herramientas a disposición para poder sortear los distintos obstáculos que se nos presentan en el camino, cada una será utilizada en su momento y en relación al obstáculo a sortear.
Decimos en Yoga que los dos primeros pasos son Yamas y Niyamas. Una serie de principios éticos y morales que hacen a la vida del sadhaka (practicante) dándole una posibilidad de ubicarse en el camino del dharma (lo que es correcto, el deber ser).
Manteniéndonos dentro del primero de los Yamas, Ahimsa (la No Violencia) prácticamente hace que los demás vengan como consecuencia.
Sin embargo hoy quiero hablar de Tapas, la disciplina, el fuego interno que nos pide hábitos correctos de vida, que nos hace trabajar al límite de nuestras posibilidades y al límite de nuestro esfuerzo máximo, obviamente dentro de Ahimsa (sin lastimarnos) y de esta manera vamos desarrollando resiliencia, nos vamos poniendo resistentes y más fuertes.
En la práctica (Sadhana), vamos desarrollando estas habilidades en la ejecución de las distintas asanas (posturas), muchas de ellas requieren afrontar estiramientos dolorosos, fuerza de voluntad para sostener el armado y desarmado de la mismas. Y este entrenamiento nos prepara luego para poder afrontar las dificultades que nos aparecen en el camino espiritual, las idas y vueltas de la vida, porque la vida es una montaña rusa, a veces cuesta arriba con esfuerzo y lento, y otras vertiginósamente hacia abajo en picada.
Y me vino la carta de la Rueda de la Fortuna, que justamente es la vida girando a nuestro alrededor y enseñándonos que a veces es arriba y a veces es abajo. Y claramente nuestro trabajo es tratar de quedarnos en el eje de la rueda, en el centro, el yoga nos da esa posibilidad de buscar el centro todo el tiempo. La rueda del Karma sigue girando, y solo queda aceptar contentos "santosha" lo que la vida nos trae para superarnos día a día en este camino de la evolución.
Es también una realidad que muchas veces nos sentimos en una meseta, parece que hacemos y hacemos y no avanzamos, pero solo se trata de seguir perseverando, el camino espiritual tiene sus misterios también y requiere confiar. Ishvara Pranydhana, el ultimo de los Niyamas nos habla de esto, de confiar y creer en una inteligencia superior y ofrecer nuestro trabajo a ella, desde la devoción que sale de nuestro corazón. En esos momento de desesperación, solo nos queda confiar y seguir trabajando!
Namasté.
JMF