Andamos por la vida con el pecho hundido, porque nos protegemos, nos cerramos a la posibilidad de experimentar el amor en nuestras vidas. En el centro del pecho se encuentra el Chakra Anahata, cuarto centro, y se corresponde con el corazón, el Amor Universal, la acción desinteresada, la sanación, y es justamente el punto de equilibrio que separa los tres chakras inferiores de los tres chakras superiores. En el centro del pecho tenemos nuestro centro de equilibrio y es a lo que debemos aspirar porque habitamos justamente entre el Cielo y la Tierra.
Anahata significa además "No dañado" y es básicamente la interpretación de que nuestro Ser que habita ahí no se daña, no se perturba, no se inmuta y es eterno. Cuando posturalmente nos cerramos, estamos bloqueando la posibilidad de conexión con esa energía maravilllosa que emana del cuarto centro, estamos creyendo que al protegernos nos cuidamos y lo único que estamos haciendo es bloquear una energía maravillosa que nos es inherente, que es puro Amor.
Lo que si debemos proteger y fortalecer es el plexo solar, nuestra voluntad, nuestro poder, que suele estar bastante debilitado, y radica en el tercer centro que se ubica en la zona del abdómen.
Allí está nuestra vulnerabilidad, por eso se ve tanto a los sacerdotes cruzar las manos encima del ombligo, se protegen allí. El pecho debe abrirse, porque esa es la actitud de enfrentar la vida, desde un espiritu amoroso, con un plexo solar fuerte, y ese fuego del tercer centro que es pura acción, sube al centro del pecho que es aire de conexion absoluta y la acción se vuelve desinteresada porque sale del corazón.
Te invito a trabajar en mejorar tu postura corporal, que es mejorar tu actitud frente a la vida.
Namasté,
JMF