Serena tu espíritu
tu vida en paz.
Si sólo eres sombra que traga
la eternidad,
¿por qué te torturas, por qué
sufrir, llorar?
¿Qué fuiste infeliz una hora?
Pues buscalá…
¿En dónde se encuentra esa hora?
Pasó… ¡no es más!
Tu pobre vivir, malo, bueno,
cayendo va
en un pozo obscuro … Las dichas
¿qué más te dan,
si apenas adviertes un goce
ya muerto está?
¡Serena tu espíritu, vive
tu vida en paz!
Yo no soy demasiado sabio…
Yo no soy demasiado sabio para negarte,
Señor; encuentro lógica tu existencia divina;
me basta con abrir los ojos para hallarte;
la creación entera me convida a adorarte,
y te adoro en la rosa y te adoro en la espina.
¿Qué son nuestras angustias para querer por ellas
argüirte de cruel? ¿Sabemos, por ventura,
si tú con nuestras lágrimas fabricas las estrellas,
si los seres más altos, si las cosas más bellas
se amasan con el noble barro de la amargura?
Esperemos, suframos, no lancemos jamás
a lo Invisible nuestra negación como un reto.
Pobre criatura triste, ¡ya verás, ya verás!
La Muerte se aproxima… ¡De sus labios oirás
el celeste secreto!
Señor; encuentro lógica tu existencia divina;
me basta con abrir los ojos para hallarte;
la creación entera me convida a adorarte,
y te adoro en la rosa y te adoro en la espina.
¿Qué son nuestras angustias para querer por ellas
argüirte de cruel? ¿Sabemos, por ventura,
si tú con nuestras lágrimas fabricas las estrellas,
si los seres más altos, si las cosas más bellas
se amasan con el noble barro de la amargura?
Esperemos, suframos, no lancemos jamás
a lo Invisible nuestra negación como un reto.
Pobre criatura triste, ¡ya verás, ya verás!
La Muerte se aproxima… ¡De sus labios oirás
el celeste secreto!
Diario Hastinapura - Año 12, Número 64, Septiembre Octubre 2010
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