"The decision to relax rather than to grip even in the face of impatience or fear is a conscious and brave choice" B.K.S. Iyengar

miércoles, 7 de julio de 2010

Vitaminas del Yoga




Estas cinco “Vitaminas del Yoga”, dice el Yoga Sutra, fortifican la práctica.


Si se está desarrollando una práctica consolidada, se habrá escuchado hablar de yamas y niyamas del libro clásico de yoga de Patanjali, que incluye virtudes tales como ahimsa (no violencia), satya (pura verdad) y samtosha (contento). Menos conocidas, resultan las “vitaminas del yoga”, como las llama B.K.S. Iyengar en su libro “El Árbol del Yoga” (Shambala, 1989). Estas cinco virtudes asociadas, introducidas en el Yoga Sutra (I.20), refuerzan la práctica clásica de yoga y generan abundancia de buen karma (blanco) para el practicante.


La primera vitamina es sraddha, generalmente traducida como “fe”. Pero muchos traductores de Patanjali, la tradujeron de varias maneras: ”confianza” (en la rectitud de la acción y del entendimiento de lo divino), “convicción firme” (que está libre de duda), “actitud positiva” (aún a pesar de infortunios momentáneos), “aceptación” (de las enseñanzas tradicionales y de las palabras de los maestros), y “esperanza dulce” en el éxito máximo de la práctica.


En sánscrito, sraddha es una palabra femenina, que sugiere que la fe es gentil y contenedora. De hecho, el sabio Vyasa, a quien se le acredita la escritura del comentario más antiguo que subsiste sobre el Yoga Sutra; dijo que “la fe es benevolente como una madre; ella protege al yogi”. Cuando el practicante se sostiene en la fe, la mente se torna tranquila y, Vyasa concluye, “la fuerza se reúne en él.”


A esa fuerza se la conoce como virya, la segunda vitamina. Virya se traduce como “energía” o “vitalidad”, del tipo que surge de saber que se está haciendo lo correcto. Pero también se la caracteriza como “coraje”, “voluntad fuerte”, “entusiasmo”, “resistencia”, y “dedicación”. A medida que virya se acumula en el practicante, Vyasa dice, “la intencionalidad llega sobre él”,

“Intencionalidad” es una interpretación de la palabra sánskrita smrti, la tercera vitamina. Usualmente smrti se traduce simplemente como “memoria”, pero en este contexto, se la entiende mejor como “ser conciente de”. ¿De qué se supone que hay que ser conciente? Algunos comentarios hablan de percibir constantemente los aspectos más palpables de la experiencia de vida: el cuerpo, los contenidos de la conciencia, los alrededores, la respiración. Ótros interpretan “ser conciente de”, como tener presente y reflexionar sobre la naturaleza verdadera del Ser. Ótros creen, que la memoria también incluye el recuerdo de lo que se ha estudiado sobre las escrituras del yoga. En cualquier caso, “ser conciente de” enfoca la energía de la conciencia y por eso sirve como preludio de la meditación. Como dice Vyasa, “en la presencia de la intencionalidad, la mente, libre de perturbación, se armoniza y se establece en Samadhi”.

Samadhi, la cuarta vitamina, es un término altamente técnico del yoga clásico que literalmente significa “poner junto”. Su finalidad es permitir al practicante, dice Vyasa, “percibir las cosas como realmente son”.

Esta percepción de las cosas como son, conduce a la quinta y última vitamina, prajna, que es realmente el objetivo de la práctica de yoga. A grandes rasgos significa “conocimiento”, pero Patanjali no se estaba refiriendo al conocimiento en sentido mundano. El gran sabio del siglo XX Sri Aurobindo definió el término prajna como el “conocimiento que une” todos los cabos sueltos del uno mismo en el Ser.

Por Richard Rosen.

Richard Rosen, quien enseña en Oakland y Berkeley, California, escribe para Yoga Journal desde los setenta.


Traducido por Juan M. Figueroa.

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