Es tan difícil explicar el prana como explicar a Dios, es la energía que impregna el universo a todos niveles. Prana es la energía física, mental, intelectual, sexual, espiritual y cósmica; también es todas las energías físicas como el calor, la luz, la gravedad, el magnetismo y la electricidad. Prana es la energía oculta o potencial que existe en todos los seres y que se libera en su totalidad en caso de peligro; es el impulso que mueve e inicia toda actividad; es la energía que crea, protege y destruye. El vigor, el poder, la vitalidad, la vida y el espíritu son formas de prana.
Según los Upanishads, el prana es el principio de la vida y la conciencia. Se equipara al verdadero Ser (Atma). Es el aliento vital de todos los seres del universo que nacen y viven gracias al prana; cuando mueren su aliento individual se disuelve en el aliento cósmico. El prana es el centro de la Rueda de la Vida. Todo se basa en él. Impregna el sol, las nubes, los vientos (vayus), la tierra (prithvi) y todas las formas de la materia. Es el ser (sat) y la ausencia del ser (asat). Es la fuente de todo el conocimiento. En la filosofía Samhkya, representa la Personalidad Cósmica (Purusha). Por lo tanto, el yogui se refugia en el prana. Prana suele traducirse como “aliento”, pero ésta es tan sólo una de sus múltiples manifestaciones en el cuerpo humano. Si la respiración se acaba, también se acaba la vida. Los antiguos sabios de la India establecieron que todas las funciones del cuerpo se llevan a
cabo gracias a cinco “vientos” o tipos de energía vital (prana-vayus), a saber: prana (aquí el término genérico se usa para designar un vayu o viento particular), apana, samana, udana y vyana. Estos son los aspectos específicos de una fuerza cósmica vital (viento vital), el principio primordial de existencia en todos los seres. Dios es uno, pero los sabios lo designan con varios nombres y lo mismo sucede con el prana. Prana se mueve en la región torácica y controla la respiración; absorbe la energía vital atmosférica. Apana se mueve en la parte baja del abdomen y controla la eliminación de la orina, el semen y las heces [y también la expulsión de la sangre menstrual y del feto]. Samana aviva el fuego digestivo, ayudando a la digestión y manteniendo el funcionamiento armonioso de los órganos abdominales; este vayu integra la totalidad del cuerpo físico humano. El asiento de udana es la garganta (faringe y laringe), controla las cuerdas vocales, la toma de aire y la ingesta de alimentos. Vyana actúa en todo el cuerpo, distribuyendo la energía derivada de los alimentos y la respiración por medio de las arterías, venas y nervios.
En el pranayama, el prana-vayu se activa con la inspiración y el apana-vayu con la expiración. Udana hace subir la energía de la parte baja de la columna vertebral hacia el cerebro. Vyana es esencial para la función de prana y apana pues el medio para pasar la energía de uno a otro.
Existen también cinco subdivisiones llamadas upapranas o upavayus, a saber: naga, kurma, krkara, devadatta y dhanamjaya. Naga alivia la presión sobre el abdomen al provocar el eructo. Kurma controla los movimientos de los párpados para evitar que objetos extraños entren en los ojos; también controla el tamaño del iris, regulando así la intensidad de la luz para poder ver. Krkara evita que ciertas sustancias entren por los pasadizos nasales y pasen a la garganta provocando el estornudo o la tos. Devadatta provoca el bostezo e induce el sueño. Dhanamjaya produce flema y se mantiene en el cuerpo incluso después de la muerte (en ocasiones, hace que el cadáver se infle). [...]
B.K.S. Iyengar Light on Pranayama. The yoguic art of breathing, Crossroad Publishing, Nueva York, N.Y., 1998, pp. xxiv + 294.
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