Yamas en Asana
Iyengar muestra como los Yamas forman parte en la prácticas de Asana en sí misma, como se hace presente
cuando se trabaja en la postura. Más profundamente y con mayor
detalle, desarrolla la conexión de Yama con el principio básico de
Asana: la correcta extensión del cuerpo entero.
Esta extensión significa Ahimsa,
porque evita la formas violentas de exceso o falta de extensión. El
exceso conduce a tensión que lastima mientras que la falta nos lleva
a la flojedad que es igualmente destructiva porque las funciones no
utilizadas se desgastan y finalmente mueren.
Sathya, la verdad en el el
ejercicio del cuerpo, según Iyengar, se logra en tanto que el simple
estiramiento del cuerpo (que mueve al cuerpo), revela la realidad de
nuestro ser incorporado.
Los puntos débiles no se evitan, sino
que se integran al ejercicio, los puntos adormecidos se despiertan y
la apertura de nuestra existencia corporal se incrementa.
La práctica de este tipo, nos conduce
a Brahmacharya, contención en el sentido del desarrollo de la
energía interna. La mente cesa de divagar, y de ser conducida por
deseos y gustos. La energía no se gasta, sino que circula
internamente sin pérdidas.
La apertura del estiramiento completo
también libera de la codicia y de la actitud de apego y de aferrarse a
las cosas. De esta forma Asteya y Aparigraha (no robar
y libre de la codicia), se agregan a la práctica de alguna forma.
Niyamas en Asana
La práctica de Asana significa
purificación (Sauca) de nuestro ser incorporado: Nuestra
capacidad de movilidad se recupera, en tanto la postura se yergue y
se libera el movimiento. Esto conlleva a la satisfacción y
sentimiento de comodidad con uno mismo (Samtosa).
Los principios siguientes de Niyama son más exigentes y presuponen mayor experiencia y compresión.
Tapas (disciplina): un deseo
ardiente de dar el máximo al realizar una postura, lleva al
aspirante más allá de las limitaciones autoimpuestas, que son
frecuentemente determinadas por la inercia. En el fuego de Tapas el
anhelo por lo divino ya esta comandando.
Svadhyaya (autoconocimiento): A
través de la devoción por la práctica, el aspirante aprende a
reconocer las diferentes dimensiones de su propio ser. La forma en
que realizamos las posturas reflejan nuestro modo de vivir en el
mundo, incluyendo nuestra actitud hacia la fuente divina del
universo.
Ésto conduce a Isvarapranidhana,
que sólamente unos pocos son capaces de percibir en Asana. Al
dominarlo, es posible transformar a la postura en un acto de entrega
a Dios. Esto no quiere decir que mientras se sostienen las posturas
haya que repetir plegarias en voz alta o baja. Más bien, el Asana en
si misma se transforma en una plegaria, tomada como regalo de Dios.
En agradecimiento el dador y su regalo como tal, están presentes para
el receptor. En el caso de Asanas la gratitud se aprecia mediante el
involucrarse por completo en la postura, con la máxima atención y
precisión. “Hacer Asana es una gracia de Dios. Tómala o Él se
irá”.
Extraído de: Karl Baier- “Iyengar and the Yoga Tradition” was first published in: BKS Iyengar Yoga Teachers’ Association News Magazine, Glossop, Derbyshire, Winter 1995,
pp. 12-32. Traducido por Juan Manuel Figueroa.
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