"The decision to relax rather than to grip even in the face of impatience or fear is a conscious and brave choice" B.K.S. Iyengar

domingo, 30 de octubre de 2011

Yamas y Niyamas en Asana


Yamas en Asana

Iyengar muestra como los Yamas forman parte en la prácticas de Asana en sí misma, como se hace presente cuando se trabaja en la postura. Más profundamente y con mayor detalle, desarrolla la conexión de Yama con el principio básico de Asana: la correcta extensión del cuerpo entero.
Esta extensión significa Ahimsa, porque evita la formas violentas de exceso o falta de extensión. El exceso conduce a tensión que lastima mientras que la falta nos lleva a la flojedad que es igualmente destructiva porque las funciones no utilizadas se desgastan y finalmente mueren.
Sathya, la verdad en el el ejercicio del cuerpo, según Iyengar, se logra en tanto que el simple estiramiento del cuerpo (que mueve al cuerpo), revela la realidad de nuestro ser incorporado.
Los puntos débiles no se evitan, sino que se integran al ejercicio, los puntos adormecidos se despiertan y la apertura de nuestra existencia corporal se incrementa.
La práctica de este tipo, nos conduce a Brahmacharya, contención en el sentido del desarrollo de la energía interna. La mente cesa de divagar, y de ser conducida por deseos y gustos. La energía no se gasta, sino que circula internamente sin pérdidas.
La apertura del estiramiento completo también libera de la codicia y de la actitud de apego y de aferrarse a las cosas. De esta forma Asteya y Aparigraha (no robar y libre de la codicia), se agregan a la práctica de alguna forma.

Niyamas en Asana

La práctica de Asana significa purificación (Sauca) de nuestro ser incorporado: Nuestra capacidad de movilidad se recupera, en tanto la postura se yergue y se libera el movimiento. Esto conlleva a la satisfacción y sentimiento de comodidad con uno mismo (Samtosa).

Los principios siguientes de Niyama son más exigentes y presuponen mayor experiencia y compresión.
Tapas (disciplina): un deseo ardiente de dar el máximo al realizar una postura, lleva al aspirante más allá de las limitaciones autoimpuestas, que son frecuentemente determinadas por la inercia. En el fuego de Tapas el anhelo por lo divino ya esta comandando.
Svadhyaya (autoconocimiento): A través de la devoción por la práctica, el aspirante aprende a reconocer las diferentes dimensiones de su propio ser. La forma en que realizamos las posturas reflejan nuestro modo de vivir en el mundo, incluyendo nuestra actitud hacia la fuente divina del universo.
Ésto conduce a Isvarapranidhana, que sólamente unos pocos son capaces de percibir en Asana. Al dominarlo, es posible transformar a la postura en un acto de entrega a Dios. Esto no quiere decir que mientras se sostienen las posturas haya que repetir plegarias en voz alta o baja. Más bien, el Asana en si misma se transforma en una plegaria, tomada como regalo de Dios. En agradecimiento el dador y su regalo como tal, están presentes para el receptor. En el caso de Asanas la gratitud se aprecia mediante el involucrarse por completo en la postura, con la máxima atención y precisión. “Hacer Asana es una gracia de Dios. Tómala o Él se irá”.

Extraído de:  Karl Baier-  “Iyengar and the Yoga Tradition” was first published in: BKS Iyengar Yoga Teachers’ Association News Magazine, Glossop, Derbyshire, Winter 1995,
pp. 12-32. Traducido por Juan Manuel Figueroa.

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