El 14 de febrero, pareciera que de acá a unos años se instaló en Buenos Aires el festejo de esta fiesta de origen anglosajón, y las vidrieras y los negocios se pueblan de chocolates, de corazones, de ositos de peluche, los hoteles ofrecen noches y cenas a la luz de las velas y pareciera que ese día "hay que estar en pareja y tener una noche romántica". Es así de claro como la sociedad de alguna manera impone una cultura de veneración de esta fecha, me gustaría empezar recordando la historía de San Valentín:
"San Valentín era un sacerdote que hacia el siglo III ejercía en Roma. Gobernaba el emperador Claudio II, quien decidió prohibir la celebración de matrimonios para los jóvenes, porque en su opinión los solteros sin familia eran mejores soldados, ya que tenían menos ataduras.
El sacerdote consideró que el decreto era injusto y desafió al emperador. Celebraba en secreto matrimonios para jóvenes enamorados (de ahí se ha popularizado que San Valentín sea el patrón de los enamorados). El emperador Claudio se enteró y como San Valentín gozaba de un gran prestigio en Roma, el emperador lo llamó a Palacio. San Valentín aprovechó aquella ocasión para hacer proselitismo del cristianismo.
Aunque en un principio Claudio II mostró interés, el ejército y el Gobernador de Roma, llamado Calpurnio, le persuadieron para quitárselo de la cabeza.
El emperador Claudio dio entonces orden de que encarcelasen a Valentín. Entonces, el oficial Asterius, encargado de encarcelarle, quiso ridiculizar y poner a prueba a Valentín. Le retó a que devolviese la vista a una hija suya, llamada Julia, que nació ciega. Valentín aceptó y en nombre del Señor, le devolvió la vista.
Este hecho convulsionó a Asterius y su familia, quienes se convirtieron al cristianismo. De todas formas, Valentín siguió preso y el débil emperador Claudio finalmente ordenó que lo martirizaran y ejecutaran el 14 de febrero del año 270. La joven Julia, agradecida al santo, plantó un almendro de flores rosadas junto a su tumba. De ahí que el almendro sea símbolo de amor y amistad duraderos."
Esta fiebre del romance, produce dos efectos: los que están en pareja entran en una vorágine de comprar cosas, adquirir regalos, hacer reservas para sus parejas, pagando precios "anormales" y los que estamos solos quedamos mirando con melancolía algo que no nos es posible lograr, y si además se da que hace muchos años que el Día de San Valentín estas sin pareja, se desarrolla hasta un cierto odio de la fecha porque te recuerda lo que no sucede.
Este año me puse a reflexionar sobre el tema, y creo que lo que hay que reivindicar en esa fecha es la capacidad de amar, y se empieza por amarse uno mismo, por darse el lugar y no sentir pena, por aceptarse tal y como uno es, sin juzgarse ni sentirse "excluído" porque en realidad el Día de San Valentín es otra de las cosas que la sociedad impone como un deber, y estamos en capacidad absoluta de no aceptar ese mandato sin por ello sentirnos "fuera" de la "onda".
Me recuerda a la carta de los Enamorados, que trae amor y romance, pero el fin último es la elección libre, el hombre de la carta debe optar entre esas dos mujeres, la capacidad de tener que "elegir" entre dos opciones, y hoy puedo elegir decirle NO al festejo de San Valentín.
Me recuerda a la carta de los Enamorados, que trae amor y romance, pero el fin último es la elección libre, el hombre de la carta debe optar entre esas dos mujeres, la capacidad de tener que "elegir" entre dos opciones, y hoy puedo elegir decirle NO al festejo de San Valentín.
Buen Domingo para todos!!!!
JuanMa
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