Es probable que todos queramos un mundo mejor, sin pobreza, sin violencia, sin injusticias, sin abusos de poder, sin guerras, sin crueles diferencias ni exclusiones, un mundo en que las posturas contrapuestas se resuelvan a través de una búsqueda del bien mayor y no del interés personal, donde encontremos visiones de síntesis en que todos se sientan en algún aspecto representados, donde todos estén dispuestos a ceder en algunos puntos en pos del entendimiento, un mundo donde las personas puedan desarrollar sus potencialidades y, respetando las ajenas, aportarlas al medio, un mundo con valores humanos, un mundo de respeto y aprecio a la naturaleza, todo esto y mucho más.
No es precisamente lo que tenemos y es frecuente que se culpe a los otros, a los gobernantes, a los poderosos y arrasadores, a las multinacionales…ponemos al malo afuera y nos lavamos las manos, entonces no es problema nuestro sino de otros, no somos nosotros quienes hemos gestado este mundo, nos pasamos la película de la total inocencia ¿qué tengo yo que ver si vivo una vida sencilla en un país sin gran influencia , que responsabilidad tenemos si aparentemente somos totalmente inofensivos?
Mientras no haya un número creciente de personas que estén dispuestas a ponerse en duda, a reflexionar respecto de cómo su simple acción cotidiana afecta al mundo, mientras no nos demos cuenta que a través de nuestros pensamientos, sentimientos y acciones estamos afectando a la red mundial pues todo está interconectado, mientras no seamos capaces de ver que el cambio global pasa por las personas, que un mundo transformado se gesta a partir de personas transformadas no sólo a nivel conceptual, no sólo reclamando por los abusos de poder de otros, no sólo tomando posturas apasionadas a favor de los que considero mejores y deplorando la acción de los que para mí representan “el mal” sino que siendo yo mismo fuente activa y encarnada de los valores que pregono.
Si el abuso, la manipulación a través del miedo para generar violencia contra otros, si la depredación ecológica, si el egoísmo internacional tiene un lugar preponderante en el planeta es porque estas dinámicas tienen una fuerza mayor que las de la confianza , el respeto y la sintonía con los reinos de la naturaleza. Por tanto cuando actuamos desde el miedo, o no estamos dispuestos a escuchar, o prejuiciados, o excluimos, estamos preservando y estimulando estas dinámicas a nivel mundial.
En cada acto, en las orientaciones de nuestro pensamiento estamos manejando fuerzas que irán sumándose con otras y desde ahí preservando o cambiando al mundo. Son los seres humanos comunes y corrientes, anónimos y cotidianos los que construimos el mundo, los gobernantes, los líderes, los medios de comunicación son sólo un reflejo de las dinámicas prevalecientes en el mundo, nadie es pasivo, todos tenemos que ver con la historia y su desarrollo, cuando un número crítico de seres humanos entienda esto, cuando regalemos nuestro trabajo consciente en pos de una mejor calidad personal para transformar el mundo, cuando no culpemos a otros y nos demos cuenta de las trampas en que caemos todos los días en nuestras relaciones, acciones, incoherencias ya no seremos tan duros para juzgar a los demás y haremos lo único que de verdad podemos hacer: transformarnos para transformar.
Patricia May - www.patriciamay.cl
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